El 25% de los hogares recibe planes sociales. Son 125 mil en el Gran Córdoba. La cifra creció 38 por ciento en dos años. El promedio nacional es 23,5%. Incluye la AUH y planes de empleo.
Cristina Sánchez tiene 42 años. Recibe la Asignación Universal por Hijo (AUH) por Leonel, que tiene 13. Pero también trabaja como doméstica por horas: plancha y limpia en varias casas. Lionel estudia en la Escuela Rizzuto, en barrio Centro América de la ciudad de Córdoba. Su otro hijo, Alexander, estudia en la Universidad Tecnológica. El hogar de Cristina es similar al de otros que reciben algún tipo de ayuda social en Córdoba. En rigor, son uno de cada cuatro hogares en el Gran Córdoba, según los datos del último Barómetro de la Deuda Social Argentina (2012), que presentó ayer la Universidad Católica Argentina.
Es que el 26,6 por ciento recibe una asignación de ingresos “a través de programas sociales de transferencias monetarias y asignaciones familiares no contributivas”. Esto incluye la Asignación Universal por Hijo (AUH), planes de empleo y otros subsidios en los tres niveles del Estado (municipal, provincial y/o nacional).
Son casi 125 mil hogares, si se toman los 469 mil que tiene en cuenta el Barómetro para este aglomerado.
La proporción es mayor a la del promedio nacional –23,5 por ciento–, a la del conurbano bonaerense –26,3 por ciento– e inferior a la del Gran Tucumán, con 40,2 por ciento de hogares con asistencia social.
La cifra creció en todo el país desde 2010. En el Gran Córdoba era de 19,2 por ciento ese año: creció un 38 por ciento en dos años.
Los hogares de estratos socioeconómicos “bajo” y “muy bajo” concentran esa ayuda: el 60 por ciento de ellos la recibe.
“A pesar de las mejoras sociales, todavía estamos lejos de incluir a un proceso de desarrollo social a una parte de la sociedad ‘sobrante’, la cual continúa vulnerable a la pobreza y en situación de marginalidad estructural”, concluye el Barómetro.
Riesgos. “La AUH está ayudando a que muchos hogares salgan de la línea de pobreza”, dice Gerardo García Oro, a cargo del área de planes sociales del Ieral-Fundación Mediterránea. Pero agrega que “uno de cada tres empleos en Córdoba es informal. Si no se soluciona ese problema de fondo, seguiremos con una gran proporción de hogares que dependen de la AUH, lo que los condena a la pobreza”. Señala que “se deben generar oportunidades laborales genuinas”.
Especialistas coinciden en los riesgos de un índice tan elevado de ayuda estatal: los costos y la direccionalidad política. Se calcula que, de acuerdo al nivel del Estado, el costo de la redistribución puede alcanzar hasta el 20 por ciento de lo que se entrega. Además, el riesgo clientelar está latente.
“Ese 25 por ciento de hogares que reciben ayuda coincide con la cifra que todos manejamos de pobreza. Es coherente. Seguimos manejando cifras que son injustificables en el contexto de una economía que tuvo un crecimiento alto”, dice Oscar Arias, fundador de La Luciérnaga. Arias coordina el proyecto de chicos de la calle que venden su propia revista y encaran otros emprendimientos. Asegura que la AUH “es muy útil porque garantiza un mínimo de ayuda como complemento de otros ingresos”. Pero admite que “sólo la AUH es un buen programa no clientelar. Para recibir todos los demás tenés que ser militante, ya sea del Gobierno provincial o nacional”.
La encuesta. La Encuesta de la Deuda Social Argentina del Bicentenario 2010-2016 surge de un diseño muestral probabilístico y con selección sistemática de viviendas, hogares y población adulta en 10 aglomerados urbanos. Abarca a 5.712 hogares.
24,5%. Es la tasa de pobreza, según la encuesta. No se mide igual que el Indec.
Fuente: La Voz
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