El Papa encabezó el Vía Crucis con mea culpa por la «incoherencia» de la Iglesia. Actualizado a las 21.00 | El Papa volvió a la localidad carioca para participar de uno de los principales actos de la JMJ.
El papa Francisco volvió a Copacabana para encabezar el acto del Vía Crucis. En una postal constante de su gira por Brasil, el pontífice saludó a quienes lo esperaban en el trayecto, paró numerosas veces el papamóvil y saludó a los fieles, recibiendo regalos y plegarias.
El Santo Padre participó de la representación de los diferentes momentos vividos por Jesús desde que fue detenido hasta su crucifixión, en la cual participaron 280 actores y voluntarios.
Las 14 estaciones del sufrimiento de Jesús trataron temas como las redes sociales, la droga, la religiosidad, la defensa de la vida y los enfermos terminales. En cada una, un joven (un misionero, un exadicto y una religiosa que lucha contra el aborto, entre otros) leerá un mensaje.
Salir. Francisco caminó algunos metros por la avenida Atlántica y la gente se abalanzó sobre él, mientras la custodia intentaba asistirlo en el lugar. Mientras tanto, la cantante brasileña Ziza entonaba en el escenario una canción alusiva a la llegada del papa Francisco.
El sucesor de Pedro cumplió al pie de la letra su prédica de sacar la Iglesia a la calle, paseándose una vez más por el centro de Rio en la primera mañana sin lluvia desde hace varios días, y al caer la noche por la costanera de Copacabana, mientras cientos de miles de fieles gritaban y lloraban.
Comprensión. El Papa dijo entender que los jóvenes pierdan la fe en la Iglesia debido a los malos sacerdotes, así como la confianza en las instituciones políticas a causa de la corrupción.
«Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio», dijo el pontífice.
«En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro», expresó. «Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevas tú solo», exclamó Francisco.
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