Cincuenta minutos, casi al final de la tarde romana, para hablar de la crisis siria, de la beatificación del cura Brochero y para repasar la situación de la Argentina. También para intercambiar regalos
Es lo que duró la visita que el gobernador José Manuel de la Sota le hizo al Papa en la residencia Marta, el hotel destinado a los religiosos que pasan por el Vaticano y que Francisco adoptó como sobria residencia permanente en lugar de los departamentos papales.
De la Sota prefirió no registrar por propia cuenta en imágenes el momento, aunque el equipo de comunicación del Vaticano tomó fotografías.
Y también se abstuvo de revelar el tramo político de la conversación. “Sería una enorme falta de respeto contar lo que hablamos a solas”, se excusó el gobernador.
“Puedo decir que fue un encuentro muy emocionante”, dijo, luego de destacar que había encontrado al papa Francisco con una gran vitalidad. Es la misma impresión que se llevaron su pareja, Adriana Nazario, y su hija, Candelaria de la Sota.
Luego, en Twitter, De la Sota escribió: “Emocionados, reafirmamos ante el Santo Padre nuestro compromiso de trabajar por la reconciliación de los argentinos y de luchar contra la pobreza”.
Tal vez advertido del efecto negativo que despertó el uso electoral de la fotografía del saludo del Papa al candidato a diputado por el kirchnerismo en provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, durante la reunión de jóvenes en Río de Janeiro, es que De la Sota optó, en principio, por un bajo perfil.
La escultura de Brochero
Francisco recibió al gobernador cordobés en una pequeña habitación precedida de una sala de espera en la que, además de su fotografía y la su antecesor, Benedicto XVI, se destaca una escultura en madera del beato cordobés José Gabriel Brochero.
En ese espacio aguardaron el final del encuentro la pareja del gobernador, Adriana Nazario, y su hija Candelaria, además del titular de Relaciones Internacionales de la Provincia, Herman Olivero.
Francisco le reveló a De la Sota que le envió una carta al arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, con la intención de que sea leída durante la beatificación de Brochero, el sábado 14 de septiembre.
El gobernador le acercó los saludos de los obispos de las diócesis cordobesas y le entregó un libro escrito por monseñor Santiago Olivera titulado Brochero, un cura con olor a ovejas.
Francisco celebró el nombre el libro que recoge su reclamo de que los sacerdotes tengan “olor a oveja”, como una forma de expresar que los quiere más comprometidos y mezclados con los fieles.
No fue el único presente brocheriano. También quedó en manos del Pontífice un cuadro de madera dorado a la hoja con la imagen del cura realizado por los monjes del convento de la Santa Cruz, próximo a Cruz del Eje. En el anverso de la obra un sobre cerrado con una carta de los religiosos quedó en manos de Francisco.
Originalmente prevista la audiencia para las 11.30, Francisco recibió a De la Sota minutos antes de las 17 (hora de Italia), en el final de un día dedicado a organizar la jornada mundial de oración y ayuno en favor de la paz en Siria.
Paz
“La paz es un bien de la humanidad por encima de la diversidad”, le remarcó el papa Francisco al gobernador para destacarle el carácter universal de su llamado.
De la Sota regresará esta noche a la Argentina, luego de visitar durante el día la ciudad de Asís, un plan que se frustró el domingo y que debió cambiar por una recorrida por Florencia.
“Gracias, Santo Padre, por la bendición para todos los cordobeses y por guiarnos en el camino del diálogo, la paz y la justicia”, escribió el gobernador luego de la audiencia papal. Y agregó: “¡Cuánta luz y cercanía irradia el Santo Padre! Su convocatoria planetaria a la Jornada de Ayuno y Oración del 7, marca el camino de la Paz”.
Fuente: La Voz
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