Cristina evalúa recortes del gasto en subsidios para después de octubre, el gobierno de Cristina Kirchner descuenta una dura derrota en las elecciones legislativas del 27 de octubre, más abultada que en las primarias de agosto. Para el día después, analiza un recorte de gastos en los crecientes subsidios al transporte y la energía y un sinceramiento del tipo de cambio oficial, que podría quedar a fin de año por encima de los 7 pesos por dólar.
Además, la Presidenta evalúa unificar el equipo económico y nombrar un ministro de Economía más fuerte que Hernán Lorenzino, según pudo saber LA NACION en Presidencia, Jefatura de Gabinete y el Palacio de Hacienda. Pero aún no trascendieron posibles nombres.
El secretario legal y Técnico, Carlos Zannini, y parte del gabinete impulsan la renuncia de Guillermo Moreno por el desgaste al que sometió a la Presidenta. Pero el polémico secretario de Comercio es un intocable para Cristina Kirchner.
Tambien Zannini buscaría frenar el avance de La Cámpora y desplazar a la juventud kirchnerista de algunos cargos: ya les sacaron el manejo de los fondos de la campaña.
«Quizá la Presidenta aproveche la salida de varios ministros para cambiar el gabinete», dijo a LA NACION un funcionario. Se descuentan las renuncias de Carlos Tomada en Trabajo; de Juan Manzur en Salud, y Norberto Yauhar en Agricultura. Estos dos últimos asumirían futuras bancas de diputados.
El principal desafío del Gobierno luego de octubre próximo será contener la suba del gasto público, la emisión monetaria y la inflación. Las consultoras privadas arrojan proyecciones preocupantes: el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), de Nadín Argañaraz, estimó un déficit financiero (tras pagar la deuda) de 2,7% del PBI (78.000 millones) y ACM, de Maximiliano Castillo, de 2,6% (77,9 mil millones).
Iaraf apuntó que, de 2003 a 2012, el gasto creció del 18,23% del PBI al 30,76%, lo que implicó una suba de 12,5 puntos de un PBI que creció a tasas chinas en diez años.
Los subsidios crecieron del 3 al 5,1% del PBI; la inversión directa 0,2 a 1,3%; el personal 2,3 a 3,4, y las transferencias de capital de 0,4 a 1,3.
Pero el problema es político. Las encuestas de Olivos indican que el candidato a diputado del Frente Renovador, Sergio Massa, superaría en Buenos Aires por entre 10 y 14 puntos a su par kirchnerista, Martín Insaurralde. En las primarias de agosto la diferencia fue de 5 puntos.
Cristina cree que ese escenario es riesgoso para la gobernabilidad y es por ello que agita el fantasma de los «intentos de destitución».
Tras la derrota en las PASO, el Gobierno tomó la agenda de la oposición: moderó el discurso, rebajó el impuesto a las ganancias para trabajadores e hizo un giro a la derecha en materia de seguridad: Insaurralde lanzó un proyecto de rebaja en la edad de imputabilidad de menores y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, designó en Seguridad a Alejandro Granados, de perfil duro.
«La lectura del Gobierno es que la derrota obedeció a haber perdido la batalla de la comunicación, pero también por la economía, la inflación y la inseguridad», confió a LA NACION una fuente confiable.
Para recuperar votos en octubre avanza la reforma de las escalas del monotributo y de ganancias para autónomos, y se analiza una baja en el IVA para los alimentos.
Pero las medidas más impopulares serían luego de octubre. «Se habla de moderar el gasto y recortar subsidios a la energía y transporte», dijo a LA NACION un funcionario.
«Se amparará en que es lo que la gente votó», dicen. La palabra «ajuste» no se mencionaría. Será un recorte de los privilegios de los que más tienen. Y seguramente de quienes no votaron al Frente para la Victoria.
Implicaría aumentos en boletas de gas, incluso tal vez en las tarifas, y quizás en los boletos de trenes y colectivos. En 2013, los subsidios a la energía y el transporte podrían alcanzar los 120.000 millones.
El recorte de subsidios sería general, en forma progresiva, pero sin aplicar la «sintonía fina» por zonas que fracasó en 2011. El temor oficial consiste en que sería una medida ortodoxa: restringiría el consumo y enfriaría aún más la estancada economía. Y Cristina no quiere quedar asociada a un ajuste.
Sin decirlo, el Gobierno devaluó el peso en 2013 un 36%. A este ritmo, estiman en Balcarce 50 que el dólar oficial llegará a 7 pesos en diciembre. Por ahora no se desdoblaría el tipo de cambio, pero se evalúa.
Fuente: La Nación
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