Momentos difíciles, tiempos críticos, así sintetizó el jefe de la Policía el impacto que tiene el narcoescándalo Fue ayer, en el acto por el aniversario de la fuerza. La nueva ministra de Seguridad fue la única funcionaria del Gobierno presente.
La cúpula del Gobierno de José Manuel de la Sota hizo un paso hacia atrás y dejó en “orsái” a Alejandra Monteoliva, la flamante ministra de Seguridad, en una fecha de alto contenido simbólico para los policías cordobeses: su día. La soledad no se notaría sin el narcoescándalo. La soledad, también, suele ser una señal en el peronismo.
Ayer a media mañana, Monteoliva –ministra, pero no una dirigente de peso dentro del Gobierno provincial– habló ante la mirada atenta de la Plana Mayor y los representantes de todas las unidades de la fuerza, en el festejo central por el nuevo aniversario de la Policía, el 153.
No hubo ninguna autocrítica por la crisis de credibilidad por la que atraviesa la Policía. El narcoescándalo no fue mencionado, aunque sobrevoló esa “situación” durante los discursos de Monteoliva y del jefe de la Policía, César Almada.
Fue éste quien definió esta hoja de la historia policial con la frase que titula esta nota: “Sin dudas, como institución, estamos atravesando momentos difíciles, tiempo críticos”.
Monteoliva usó 1.115 palabras para reforzar el espíritu de cuerpo en la fuerza, pedir confianza ante el narcoescándalo (aunque ella consideró que tal figura es exagerada) y trazar un diagnóstico de lo que debería hacer la Policía.
Eligió al exjefe policial colombiano Óscar Naranjo para sostener la necesidad de confiar en la Policía, pese a las sospechas que hay sobre algunos de sus líderes: “La seguridad del siglo 21 implica creer en las personas, confiar en las autoridades y tener fe en el estado de derecho”, citó Monteoliva
¿Qué crisis? Aunque no habló concretamente del narcoescándalo, Monteoliva dijo en su discurso que la Policía cordobesa está “en un punto de inflexión”. “Ésta es una oportunidad –si nos animamos realmente– para revisar las políticas y los valores, tomando decisiones de fondo, con criterio público y en beneficio de la ciudadanía”, dijo.
Pese a que la funcionaria niega que la megacausa que instruye el fiscal federal Enrique Senestrari – en la que hay nueve policías detenidos incluyendo en la lista a Rafael Sosa, exjefe de Drogas Peligrosas– sea un narcoescándalo, ayer sacó a relucir una encuesta que el Gobierno realizó antes de las elecciones a propósito de aquella investigación judicial.
En ese marco, Monteoliva destacó: “El mayor porcentaje de los cordobeses encuestados consideró que el modelo policial basado en la confianza es el que Córdoba necesita. ¿Y en qué consiste la actuación policial para la confianza? Esto supone, nada más y nada menos, que reconstruir la interacción entre el ciudadano y el policía”.
Y reforzó: “No concibo que el comisario no conozca a sus vecinos y que el vecino no conozca al comisario”.
E hizo una promesa, confiando en que continuará en el cargo el tiempo necesario: “‘Proximidad’, esa es la palabra (clave) y en eso, vamos a trabajar”.
Además, sostuvo que la Policía cordobesa deberá prepararse para combatir en tres frentes: la delincuencia común, la violencia urbana y los delitos complejos, ese cóctel que incluye narcotráfico, trata de personas, lavado de dinero, mafias y corrupción.
Sobre esto, señaló que es necesario elaborar “un ejercicio técnico y político superando los disensos y diferencias; de otra manera no es posible”.
En lo que puede interpretarse como parte de la estrategia de “nacionalizar” el impacto que el narcotráfico tiene en las estructuras de poder, Monteoliva dijo: “Nadie escapa a estas realidades o frentes mencionados. No existen recetas mágicas, pero con voluntad política, compromiso ciudadano y eficacia colectiva es posible revertir realidades críticas”.
Luego, la ministra se fue sin responder las preguntas de los periodistas, los jefes guardaron sus trajes de gala y el acto terminó.
Pero el final de este acto no es tan simple. Ni está tan cerca.
…………
El mejor policía del mundo
La figura del exjefe de la Policía colombiana y actual asesor del Gobierno de México, Óscar Naranjo (foto), ensalzada ayer por la ministra Monteoliva, genera controversia. Amor y odio. Desde “el mejor policía del mundo” hasta “corrupto y mentiroso”.
Quienes lo elogian –la ministra Monteoliva entre estos– se basan en las cientos de detenciones de narcos que Naranjo comandó, en las acciones contra las Farc, la guerrilla de ese país, y en los pergaminos que le dieron la CIA y la DEA.
Quienes lo acribillan sostienen que su rol fue “regular” el mercado narco en Colombia, que mantuvo vínculos con los paramilitares (usados contra las Farc y los narcos) y que violó derechos humanos durante su carrera.
Él se defiende: dice que las críticas surgieron en el marco de una campaña de despretigio “financiada” por los narcos.
Lo cierto es que Naranjo fue investigado por vínculos con narcos y paramilitares, pesquisas que nunca se culminaron. Los gobiernos de Venezuela y Ecuador lo acusan de actuar ilegalmente en esos países, persiguiendo guerrilleros de las Farc y negociando con narcos.
También es cierto que fue jefe de inteligencia durante la cacería a Pablo Escobar, cuando el Bloque de Búsqueda (de la Policía) y “Los Pepes”, una banda de paramilitares financiada por el Cartel de Cali (enfrentado a Escobar), trabajaron en conjunto. Se dice que ese acuerdo fue el origen del último mal de Colombia: los narcoparamilitares.
Fuente: Día a Día
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