El Papa, un nuevo enemigo del Tea Party. Los sectores más conservadores en EE.UU. lo empiezan a acusar de «marxista»
Muchos lo aprecian en un grado que bordea la adulación. «No hay mejor papa que Francisco», es una frase repetida a lo largo de Estados Unidos. Pero hay una excepción: los sectores conservadores lo cuestionan cada vez más por no defender «los valores tradicionales de la Iglesia» y hasta lo tildan de «marxista» por su reciente crítica al capitalismo extremo.
Podría ser un debate teológico, si no fuera por el hecho de que en las últimas horas cobró tinte político: las declaraciones del Papa se han convertido en herramienta tanto para que Barack Obama defienda sus políticas como para que los más extremos referentes del conservador Tea Party las cuestionen.
«Es una pena, pero estamos ante un papa marxista, que defiende las ideas comunistas», atacó el ultraconservador comentarista radial Rush Limbaugh.
Referente por excelencia del conservador movimiento del Tea Party, su audiencia está estimada en no menos de 16 millones de personas y se le reconoce influencia en sectores del partido republicano.
En la otra punta y con menos estridencia, Obama -quien hace poco se confesó «impresionado» por el Papa- lo citó ayer en un discurso con el que procuró revertir algo de la creciente desconfianza que le tienen los norteamericanos en el terreno económico.
Obama evocó a Francisco y su «elocuencia para abordar la pobreza» y se apoyó en sus expresiones para sustentar sus propuestas en materia fiscal. «La desigualdad que hoy pesa y sufre nuestra sociedad desafía de manera profunda lo que somos como país», dijo el presidente.
No deja de ser curioso que Obama citara al Papa casi al mismo tiempo en que el referente por excelencia del Tea Party lo tildó de «marxista»; calificativo que -por cierto-, Limbaugh ya usó contra el presidente.
«Al margen del dislate argumental, es casi previsible que esa diferencia ocurriera. El Tea Party no sólo no soporta a Obama, sino que tampoco soporta aquello que atrae al presidente. Y la figura del Papa lo atrae», reflexionó ante LA NACION David Clement, del Instituto de Gobierno FELS, en la Universidad de Pensilvania.
Pero el taquillero comentarista no fue el único en cargar contra el Papa, cuya apertura irritó aquí por las cuestiones más variadas.
Desde líderes conservadores convencidos de que su «peligrosa y confusa prédica puede alentar el aborto» hasta economistas liberales que, sin entrar en cuestiones religiosas, sostienen que «de economía, Francisco parece saber bastante poco».
Las objeciones en ese terreno crecieron a partir de su reciente exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (La alegría del Evangelio), en la que llama a la reforma de la Iglesia y alerta contra los riesgos de un capitalismo radical. «No soy un experto en cuestiones religiosas. Pero, desde el terreno estrictamente económico, el Pontífice comete un error», dijo Samuel Gregg, director de investigación del Acton Institute, un centro de estudios conservador con base en Michigan,
«El capitalismo y la apertura de los mercados de todo el mundo contribuyeron a reducir la pobreza en muchos países en desarrollo», aseguró y, a modo de ejemplo, propuso tener en cuenta «lo que ocurre en una geografía que el propio Francisco conoce bien».
Sugirió así «comparar» la situación de tres países de la región. «Tenemos a Chile con un sistema de libre mercado arriba; tenemos a su país, la Argentina, con una economía mixta más abajo, y después tenemos a Venezuela, con una economía controlada por el gobierno, que es un desastre económico. Entonces está equivocado con el capitalismo», dijo.
Desde la cadena Fox, alineada con el partido republicano, también cargaron contra el Pontífice, rebautizado «el papa Pancho» por la nutrida población hispana. «Yo voy a la iglesia para salvar mi alma. Eso no tiene que ver con mi voto ni con qué sistema quiero votar. Le sugiero al Papa que no mezcle sistemas políticos con religión», dijo Stuart Varney,
El llamado de atención sobre el capitalismo no hizo sino caldear el malestar que ya había generado aquí la advertencia papal a no «obsesionarse» con la prédica sobre el matrimonio homosexual y el aborto, dos cuestiones que, en los últimos años, tensaron la cuerda del debate político en este país.
«Las clínicas abortistas están usando la frase del Papa para defender su negocio», dijeron referentes de The Remnant (La reliquia), una publicación católica que se opone a los cambios del Concilio Vaticano II.
Del otro lado, la simpatía por el Papa parece a salvo en este país, donde la mayoría de la población se reconoce religiosa y cristiana, pero no católica. «El papa Pancho» conquista las masas, aumentó la concurrencia a las iglesias y hay un nuevo orgullo en la feligresía católica.
VOLVIÓ EL NÚMERO DOS DE FRANCISCO
Ayer reapareció en público Pietro Parolin, el flamante secretario de Estado del Vaticano, que fue sometido a una operación justo cuando debía asumir, el 15 de octubre. «Espero que la Iglesia sea siempre más transparente y que todas estas reformas en curso vayan mostrando un rostro siempre más auténtico, como el de Francisco, y que toda la estructura de la curia se vuelva más eficaz», dijo.
Parolin se mostró de buen aspecto y accesible a los periodistas acreditados en el Vaticano, a quienes declaró además que «es fácil trabajar con Francisco», algo que comenzó a hacer hace dos semanas. «Hay mucha sintonía y esto da esperanzas», agregó el número dos del Papa.
Fuente: La Nación
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