250 industrias cordobesas ya elaboran alimentos que favorecen la prevención de enfermedades y mejoran la calidad nutricional.
Poco a poco, pero a paso firme, la onda saludable se está contagiando entre las industrias alimenticias cordobesas. Según un estudio realizado por un equipo interdisciplinario local al que tuvo acceso Día a Día, cuatro de cada 10 empresas cordobesas (en rigor, el 38 por ciento) ya están produciendo alimentos saludables como parte de su oferta comercial. Ello implica que sobre un universo de 662 firmas productoras de alimentos, 250 elaboran al menos un producto de características saludables.
Según Liliana Barbero, directora del estudio, «la industria alimenticia cordobesa, aunque no tiene todavía un desarrollo significativo en materia de alimentos saludables, en el mediano plazo sí se vislumbra un futuro prometedor». A la hora de definir qué es un «alimento saludable», la investigación los definió como aquellos que además de garantizar nutrientes e inocuidad, favorecen la prevención de enfermedades crónicas y las relacionadas con carencias nutricionales. En ese sentido, se incluyeron dentro de la definición alimentos fortificados, enriquecidos o mejorados, y aquellos otros que reducen nutrientes que pueden resultar nocivos a la salud, como por ejemplo sodio, azúcares o grasas.
El proyecto, realizado por encargo de las Secretarías de Industria y de Alimentos del Gobierno de Córdoba, y financiado por el Consejo Federal de Inversión (CFI), tuvo como objetivo la elaboración de un diagnóstico integral sobre la industria alimenticia cordobesa, el contexto legislativo en que se encuentra, y la visión y conocimiento que tiene la población sobre la alimentación saludable.
Entre los alimentos saludables producidos por las empresas cordobesas se destacan los panes, galletas o grisines con agregados de fibras; las galletas sin sal, con aceite de girasol alto oléico, o reducción de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans; los panes multicereal; las barras de cereales con agregado de fibras y calcio; las conservas sin agregado de sal; los quesos bajos en grasas y sin sal; los lácteos con prebióticos, probióticos y agregados de hierro; y los aceites con agregado de Omega3.
También se producen en Córdoba mayonesas reducidas engrasas; dulce de leche reducido en grasas y azúcar; golosinas reducidas en grasas trans; caramelos sin azúcar; galletitas dulces y alfajores reducidos en ácidos grasos trans; chocolates sin grasas hidrogenadas y con antioxidantes; aguas con bajo contenido de sodio, agregado de calcio y magnesio; y gaseosas bajas en calorías, sin azúcar y con agregado de vitaminas.
En general, la mayoría de estas industrias alimenticias aplican una reducción del contenido de grasas en alguno de sus productos (en un 52,4 por ciento de los casos), una disminución del contenido de sodio (38,1 por ciento), una fortificación con vitaminas o minerales (33,3 por ciento), el agregado de fibras (28,6 por ciento), el reemplazo de grasas trans o saturadas (23,8 por ciento), el reemplazo o reducción de azúcar (23,8 por ciento), y el agregado de ácido Omega 3 (9,5 por ciento).
Oportunidades y obstáculos. Según los empresarios consultados en el estudio, la decisión de producir alimentos saludables respondió a la posibilidad de aprovechar una oportunidad de mercado y responder a la demanda de una porción significativa de la población que busca ese tipo de productos.
Además, los industriales señalaron que evaluaron positivamente la posibilidad de ofrecer un producto innovador dentro del sector, hecho que incluso los «hace sentir bien» en términos de cumplir con alguna pauta de Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Hacia adelante, un 20 por ciento de los empresarios cordobeses manifestó su intención de seguir produciendo alimentos saludables.
Según los dueños de las empresas, la producción de alimentos sanos representa una incipiente oportunidad de mercado que se irá acrecentando con el correr de los años, aunque resaltan que todavía hay varios obstáculos para que este nicho crezca y se consolide. De hecho, afirman que sus clientes todavía no solicitan en gran medida alimentos saludables, y que por el contrario prefieren sabor a calidad nutricional. Por eso, señalan la necesidad de alentar un cambio cultural que modifique los malos hábitos alimentarios de la población.
Por ahora, son las Pymes cordobesas las que encuentran más obstáculos para producir alimentos saludables dado que consideran que «es un mercado copado por las grandes industrias y en el cual no pueden ingresar», según afirma el estudio.
De interés: apoyo legislativo. El proyecto encarado por Córdoba Alimentación Saludable fue recientemente declarado de Interés por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.
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Los cordobeses prefieren la comida casera
El estudio encargado por la Provincia también indagó en las opiniones y conocimiento de los consumidores sobre los «alimentos saludables».
En ese sentido, se concluyó que la preferencia por alimentos hechos en el hogar es una constante para la mayoría de la población. Los segmentos medio y alto suelen comprar comida elaborada los fines de semana o cuando no tienen ganas de cocinar, mientras que para los segmentos más bajos el «delivery» es excepcional y sujeto a la disponibilidad que tengan de dinero.
«Los segmentos alto y medio alto son los más interesados en conocer cómo fue realizado el producto, su trazabilidad, el contenido y rótulo nutricional. Confían a la marca que eligen la calidad del alimento. En cambio, las familias de estratos más bajos buscan que el producto no esté vencido o en mal estado, y en muchos casos la elección queda supeditada al presupuesto que disponen», explicó Liliana Barbero, responsable de la investigación.
Para la mayoría de los cordobeses, un «alimento saludable» es aquel que no les produce un daño y, además, les hace bien a su salud. A los compradores también les preocupa que los alimentos que se compran no hayan pasado los controles pertinentes y, por consiguiente, no sean de una calidad óptima para su consumo.
Uno de los datos más expresivos del estudio es el que revela que muchos reconocen que sólo prestan atención a la alimentación cuando algún miembro de la familia padece algún problema de salud debido a lo que comieron. «Es en ese momento cuando aprenden algunas cuestiones relacionadas entre alimentación y salud», apuntó Barbero.
Sólo bajo esas circunstancias es que se toma conciencia de la necesidad de mejorar su alimentación.
«Al Disco». Delivery. Los segmentos altos y medio compran los fines de semana afuera.
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