EL GOBIERNO DE JAPON ADMITE QUE HAY EMISIONES RADIACTIVAS «PELIGROSAS PARA LA SALUD HUMANA».
Una reacción en cadena que nadie puede parar.Más explosiones y un incendio en reactores de la central nuclear Fukushima I agravan el cuadro después del terremoto. Hay peligro de fusión del núcleo en un reactor y aumento considerable en las emisiones. El gobierno pidió ayuda a Estados Unidos.
El incendio de un reactor en la central nuclear de Fukushima I y un «aumento considerable» en la emisión de radiaciones agravó la situación en esa unidad, en emergencia desde hace cuatro días, cuando el terremoto y el tsunami que asolaron Japón la dejaron fuera de servicio. El gobierno admitió que las dosis de radiación «pueden hacer peligrar la salud humana». El fuego se sumó a las explosiones en otro reactor y la advertencia sobre una posible fusión del núcleo, con una alta posibilidad de fuga radiactiva, con lo que amenazan convertir la crisis nuclear en una catástrofe. Los expertos aseguran que nunca se podría igualar el accidente de Fukushima I al ocurrido hace 25 años en Chernobyl, pero hay quienes aseguran que este episodio supera en gravedad al registrado en Estados Unidos en 1979, uno de los más graves de la historia, si bien no registró víctimas. La situación obligó a las autoridades japonesas a pedir ayuda a los Estados Unidos y a la Asociación Internacional de Energía Nuclear (AIEA).
Cuatro días después de su salida de servicio, los operadores de la planta Fukushima I no pueden poner la situación bajo control. Aunque las centrales están apagadas desde el viernes, sus núcleos siguen calentando, ya que no funcionan los equipos de refrigeración. Y pese a que han intentado refrigerarlos con agua de mar, esto no ha sido suficiente.
Las explosiones de este lunes en el reactor 2 de Fukushima I, situada 250 kilómetros al nordeste de Tokio, produjeron heridas a once personas, aunque el reactor y el recinto de contención no resultaron dañados, según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón. La primera explosión se había producido el sábado en el reactor número 1, que costó la vida a un técnico e hirió a once. Y la segunda en el reactor 3, en la mañana japonesa del lunes.
Pero lo más grave parece ser el incendio en un cuarto reactor, el 4. El primer ministro, Naoto Kan, admitió en la mañana del martes que la radiación en torno de la planta «ha aumentado en forma considerable» y pidió a quienes viven en un radio de 30 kilómetros que se mantengan encerrados en sus casas. El vocero del gobierno precisó que «estamos hablando de dosis de radiación que pueden hacer peligrar la salud humana». La Tokyo Electric Power (Tepco), operadora de la planta, admitió además la posibilidad de que el combustible del reactor 2 pueda haber comenzado a fundirse a causa de una nueva avería en el circuito de enfriamiento.
¿Por qué se ha producido esta crisis? La planta Fukushima I tiene seis reactores, de los cuales sólo tres estaban en funcionamiento el viernes último. Cuando ocurrió el temblor, automáticamente los tres dejaron de funcionar. Pero como el núcleo sigue en actividad durante un tiempo, produciendo calor, necesita de refrigeración. El terremoto produjo un corte total de energía eléctrica y el tsunami inundó los motores diesel alternativos, por lo que no hubo manera de activar las bombas de agua refrigerante.
¿Cómo puede producirse una fusión en el reactor? El núcleo está compuesto por ochocientos manojos, cada uno con unas cien varillas de metal, en cuyo interior hay pastillas de uranio recubiertas de cerámica. Los manojos están sumergidos en agua y, cuando la temperatura sube, el líquido se evapora y las varillas quedan al descubierto. «Si la temperatura pasa los 1800 grados, las varillas, que están hechas de una aleación de circonio (metal), se funden y se liberan las pastillas. Si alcanza los 2800 grados, se funde la cerámica y se libera el material radiactivo», explicó a Página/12 Gabriel Barceló, doctor en Física y miembro de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
¿Cuál es el peligro de una fusión del núcleo? Se trata de un accidente grave, porque si se produce una fisura en el recinto primario que aloja al núcleo, habrá una pérdida importante de radiación.
Los estallidos que se produjeron el sábado (en el reactor 1) y el lunes (en el 3 y el 2) ¿afectaron al núcleo de los reactores? En principio, no. «Los estallidos se produjeron en las cámaras que alojan a las turbinas, por acumulación de vapor. Esto ocurre porque los responsables de la planta fueron liberando vapor mediante escapes controlados para aliviar el contenedor primario, y ese vapor acumulado en la cámara de las turbinas termina por estallar», explicó a este diario Rubén Navarro, especialista en seguridad de la Autoridad Regulatoria Nuclear de la Argentina.
Entonces, ¿por qué se detectaron emisiones de cesio 137 y iodo 131 fuera de la planta? «Esos dos gases son producidos durante la reacción de uranio. Su fuga indica que ha habido fisuras en alguno de los tubos. Se mezclan con el vapor liberado y con cada explosión salen a la atmósfera», agrega Navarro. Según el especialista, la cantidad de radiación en el ambiente es baja y no afectaría a la población, ya que fueron evacuados todos los habitantes en un radio de 20 kilómetros.
Sin embargo, un portaaviones estadounidense anclado a 160 kilómetros al nordeste de Fukushima para participar en la ayuda a los afectados cambió de posición tras detectar niveles de radiación procedente de la central, informaron las agencias de noticias.
¿Qué diferencia hay ente este episodio y el de Chernobyl, ocurrido en 1986? Mucha, según los expertos. El reactor de Chernobyl, en Ucrania, no estaba refrigerado con agua, como el de Fukushima, sino con un moderador de grafito. Este refrigerador fue el que se incendió; fue apagado con agua, lo que generó una enorme nube de vapor radiactivo. No había un contenedor secundario que frenara la radiación. Y la información se ocultó a la población, lo que multiplicó el daño a las personas. Por todas esas diferencias, los expertos aseguran que no habrá en Japón otro Chernobyl.
El accidente de la central ucraniana es considerado como el más grave de la historia. Fue evaluado en el nivel 7, el más elevado de la escala de acontecimientos nucleares y radiológicos (INES), mientras que la explosión del sábado en Fukushima alcanzó el nivel 4.
La comparación más apropiada podría ser con el accidente de la central Three Miles Island, en Pennsylvania, en 1979. Allí, por una falla técnica, se produjo un recalentamiento en el reactor que derivó en la fusión parcial del núcleo, con emisiones radiactivas a la atmósfera. Sin embargo, no se reportaron víctimas, y las mediciones realizadas en la población que vivía en un radio de ocho kilómetros –unas 25.000 personas– no detectaron secuelas de radiación, al menos según la información oficial.
Para el presidente de la Autoridad Francesa de Seguridad Nuclear (ASN), André-Claude Lacoste, el accidente de Fukushima alcanzó un nivel de gravedad «más allá del de Three Mile Island sin llegar al de Chernobyl». «Tenemos la impresión de que estamos al menos en el nivel 5 y sin duda en el nivel 6 (accidente grave, escape importante)», indicó Lacoste. «Estamos más allá del nivel de Three Mile Island (nivel 5, escape limitado) sin alcanzar Chernobyl (nivel 7 accidente mayor, con un efecto extendido a la salud y el medio ambiente).
El pedido de ayuda a los Estados Unidos para poder enfriar los reactores nucleares dañados fue informado por la Nuclear Regulatory Commission, el organismo estadounidense de control del sector. El organismo comenzó a estudiar las respuestas posibles al requerimiento, entre ellas un asesoramiento técnico. Japón pidió oficialmente a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que enviara un equipo de expertos para ayudar en la actual crisis nuclear, anunció el director general de ese organismo de la ONU, Yukiya Amano.
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