Quebracho: ¿qué hay detrás de los palos y las capuchas?. La organización realiza escraches a empresas también cuestionadas por el Gobierno; Esteche, su referente, negó que sean oficialistas y defendió sus métodos de protesta
Encapuchados y con palos en las manos, unas 50 personas se apretaron entre sí y formaron la «línea de autodefensa», según su descripción. Detrás suyo, una nutrida convocatoria de todas las edades provenientes de Capital y el conurbano, que ocuparon por lo menos dos cuadras, repiquetearon bombos y redoblantes, cantaron, aplaudieron y sostuvieron banderas. Adelante, una veintena de militantes mostraron a las cámaras de los medios carteles y pancartas con consignas como «A los ’90 no volvemos», «No al nuevo impuesto» o «Cárcel a los saqueadores de guantes blancos».
La sede de Edesur -la distribuidora de energía del sur de la Capital y el conurbano- estuvo celosamente custodiada anteayer por la Policía Federal. Apostados contra la reja que cubre la entrada principal en San José y Alsina, y en las calles aledañas del barrio Monserrat, los efectivos fueron muchos menos que los manifestantes.
Así se escenificó el escrache a Edesur que encabezó Quebracho, que se movilizó junto a otras organizaciones sociales como la CTD Aníbal Verón, Teresa Rodríguez o el Movimiento Estudiantil de Liberación. Fue el tercer acto en tres semanas de una campaña que lanzaron contra «la devaluación, el ajuste y la inflación». Hace 15 días escracharon la estación de Shell de Independencia y Lima; y hace 7, al supermercado Coto del Abasto. Para Quebracho, esas empresas son «saqueadoras de la patria».
El Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho nació al calor de los años 90, cuando en la Argentina reinaba la convertibilidad de Carlos Menem. Formalmente tuvo su primer congreso nacional en 1996, pero sus integrantes ya participaban en conjunto desde tres años antes.
«Reivindicamos el socialismo como destino y la revolución como camino, la idea de liberación o dependencia, de patria o muerte», argumentó a LA NACION Fernando Esteche, secretario político de Quebracho. Esteche está condenado y preso, sindicado por la Justicia como el autor intelectual del ataque contra un local del ex gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, en la Capital Federal, tras la represión policial que mató al maestro Carlos Fuentealba. La misma suerte corre Raúl «Boli» Lescano, también secretario político de la organización.
En el congreso fundacional de 1996 participaron unas 250 personas, pero hoy es difícil cuantificar a sus integrantes. «No somos todos los necesarios para la revolución, pero somos los que queremos», reconocieron por lo bajo. Quebracho está en 13 provincias y, según Esteche, «desde Lanús hasta La Plata hay mucha presencia». En la movilización, las banderas de la organización no eran las más numerosas.
Quebracho se movilizó a las oficinas de Edesur junto a otras organizaciones sociales. Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
Quebracho se movilizó a las oficinas de Edesur junto a otras organizaciones sociales. Foto: LA NACION / Guadalupe AizagaFoto 1 de 14
PIQUETES Y TRABAJO SOCIAL
¿Qué hace Quebracho? Sólo en 2013, entre otras marchas, protagonizaron un piquete en el Puerto de Buenos Aires contra el atraque de un crucero británico, protestaron en el teatro Colón por la presencia de la princesa real Ana, repudiaron la muerte de un integrante de la comunidad qom y rechazaron el acuerdo de YPF con la petrolera Chevron.
Por subir a la torre de YPF, Quebracho hasta recibió un reto público de la presidenta Cristina Kirchner. «Con todo respeto por su derecho a manifestarse, no hacían esas cosas cuando Respol se llevaba la guita afuera», les endilgó la mandataria.
Esteche aseguró que contra la organización hay una «estigmatización, anatema y judicialización», y defendió su tarea social: «La cotidianidad de Quebracho es laburar en las barriadas y en lo territorial. Tratamos de organizar los lazos de integración popular, armar guarderías, dar asistencia jurídica y apoyo escolar, conseguir contacto con empresas o el Estado para beneficio de comedores y merenderos».
El local principal de Quebracho está en la esquina de Santiago del Estero y Chile. En la vidriera, ploteos con los rostros de Esteche y Lescano acompañan imágenes del «Che» Guevara, Evita y las Islas Malvinas. Impiden ver hacia adentro del local, donde una gran mesa ocupa el centro del espacio. Desperdigados por el lugar hay banderas, panfletos, equipos de mate y hasta generadores eléctricos.
El local principal de Quebracho ubicado en la esquina de Santiago del Estero y Chile. Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
El local principal de Quebracho ubicado en la esquina de Santiago del Estero y Chile. Foto: LA NACION / Guadalupe AizagaFoto 1 de 5
Allí hay reuniones diarias y es el sitio de encuentro de referentes barriales por lo menos una vez al mes. Cada dos años, Quebracho elige una dirección nacional de 14 compañeros. Años atrás formaron parte de la organización Emilio Pérsico, dirigente del Movimiento Evita, y Jorge «Quito» Aragón, de la Corriente Nacional Martín Fierro.
«No bajamos línea, lo que no quita que tengamos una construcción teórica o doctrinaria, y una acción concreta con determinada campaña. Ninguno de nosotros cobra por militar. Cada compañero se tiene que resolver como puede», aseguró Esteche, docente de la Universidad de La Plata. Rechazó alinearse con el oficialismo, pero reconoció coincidencias con el Gobierno. «Como organización tenemos grandes contradicciones», admitió.
Quebracho lanzó su reciente campaña de escraches días después de que la Casa Rosada acusara a las eléctricas por los cortes de luz -que ahora aumentarían las tarifas-, lanzara el programa Precios Cuidados -y aceptara con los empresarios algunas subas- y denunciara por la devaluación al presidente de Shell, Juan José Aranguren -con quien luego se sentó a negociar-.
«Hay un discurso de la Presidenta que nos dice que somos funcionales a la derecha. Y ahora dicen que somos funcionales al kirchnerismo. Coincidiríamos si lo meten en cana a Aranguren, porque cada vez que negocian levantan la pata», se defendió Esteche, y apuntó: «Si [nuestras actividades] son funcionales al kirchnerismo, bienvenido sea. Pero si el kirchnerismo nos acompañara a nosotros en la pelea contra los enemigos de la patria, estaríamos en mejores condiciones».
RELACIONES
Esteche tiene vínculos con Milagro Sala, líder de la organización Tupac Amaru, con Luis D’Elía, de la Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat, con el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, pero también con agrupaciones de izquierda opositoras al kirchnerismo, aunque no compartan los métodos. Al ser apresados, el 3 de diciembre pasado, Esteche y Lescano recibieron un incondicional apoyo de dirigentes como Christian Castillo (PTS), Vilma Ripoll (MST), Jorge Altamira y Néstor Pitrola (Partido Obrero), Pablo Micheli (CTA), Rubén «Pollo» Sobrero (delegado de la línea Sarmiento) y Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad), entre muchos otros. Entienden que la condena a Quebracho «es una condena a todo el movimiento popular» y firmaron un documento por el indulto a los referentes de Quebracho. «Con La Cámpora tenemos poca conexión, pero no se ha dado. Las relaciones que tenemos con los ahora kirchneristas vienen de antes del kirchnerismo», señaló Esteche.
Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
Quebracho niega la posibilidad de constituirse un partido político y participar en elecciones. «¿Por qué la política tiene que ser así?», reprochó su máximo referente. «Somos esto, nacimos como movimiento, y para nosotros el problema del poder en la Argentina no pasa por ahí, sino por los sectores populares comprometidos en la defensa de políticas de Estado».
Reivindican el uso de palos y capuchas como símbolos de la identidad de la organización, y también para ganar visibilidad. Aseguran que más violencia generan la pobreza y la exclusión de los sectores populares. «Los grandes crímenes no llevan capuchas ni palos -señaló Esteche-. Son los grandes poderes los que sólo generan tristeza, angustia, desocupación y muerte. Nosotros no hacemos nada de eso, aunque podemos caerles antipáticos a la gente».
«Somos la línea de autodefensa», explicó a LA NACION uno de los militantes encapuchados de Quebracho en el acto contra Edesur; a su lado, un compañero lleva tatuado en su brazo derecho la cara del «Che» Guevara y el nombre de la organización. Segundos después de los discursos de integrantes de las agrupaciones que convocaron al acto, los efectivos de la Federal se retiraron de la puerta de la empresa. Se lanzaron bombas de pinturas y algunos de los militantes con capuchas escracharon el frente con aerosol. «A los ’90 no volvemos», «Patria o muerte», escribieron, y corrieron a encabezar la manifestación, ya en retirada..
Fuente: La Nación
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