La Presidenta habló de sintonía y coincidencias con Francisco. El Papa le dedicó un encuentro de dos horas y media; según relató Cristina, compartieron visiones y preocupaciones, y no se habló del país; silencio del Vaticano
Cristina Kirchner se mostraba anoche muy satisfecha. En momentos de turbulencia económica y cuando la sucesión presidencial ya se debate en el propio oficialismo, el Papa le dedicó ayer un almuerzo a solas de dos horas y media , al cabo del cual la Presidenta hizo gala del «lenguaje común» para analizar la realidad y de las muchas coincidencias que, dijo, habían tenido. Sostuvo que en ningún momento hablaron del país.
Si a cada político argentino que recibe le pide que «cuide a Cristina», ayer fue él quien se encargó de hacerlo durante el extenso almuerzo a puertas cerradas en su residencia de Santa Marta, lo que el Gobierno celebró como un respaldo en medio de la tensión social.
Toda la información sobre lo que se habló en el encuentro corrió por cuenta de la Presidenta, incluso su explicación de que había llegado tarde al encuentro a raíz de un esguince en su pierna izquierda que había sufrido la noche anterior en el cuarto de su hotel.
El Vaticano no dio detalles de la reunión y sólo hubo una declaración formal del vocero papal, Federico Lombardi. Dijo que la Presidenta había llevado «el saludo del pueblo argentino» a Bergoglio por el primer año de su pontificado.
El Papa dejó expuesto, según el relato presidencial, su «preocupación» y «desvelo» por la exclusión social, que es parte de Evangelii Gaudium, la primera exhortación apostólica de Francisco. Si el mensaje iba dirigido a la Argentina, fue imposible saberlo. Por las dudas, Cristina le sacó a relucir el reciente plan lanzado por el Gobierno para ayudar económicamente a los jóvenes que no estudian ni trabajan.
«El Papa está muy preocupado por eso, por el hecho de [crear] oportunidades de trabajo», abundó la jefa del Estado. De paso, envió una crítica a la oposición. «Muchos deberían no solamente venir a sacarse una foto o a visitarlo, sino leerlo», apuntó sin dar nombres. Lo mismo le repitió al Papa cuando Bergoglio le entregó su texto, un pequeño libro de tapa roja, fundamental para entender las reformas que impulsa en la Iglesia. «El librito, por favor», exigió Cristina que le alcanzaran durante la conferencia que dio en el aeropuerto de Ciampino antes de partir hacia París.
En momentos en que la Presidenta se muestra dispuesta a recuperar los vínculos con los países centrales en busca de financiamiento EXTERNO, y sobre todo en la nueva etapa que inauguró con la Iglesia desde la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, la reunión tan buscada por la Casa Rosada terminó dándole a Cristina Kirchner impulso para transitar su último año de gobierno.
«Por lo pronto, me trató muy bien», respondió la Presidenta sobre aquel pedido papal a la dirigencia argentina para que la cuidaran, y sonrió, mientras contaba que comió verduras grilladas con aceite de oliva y sal, carne, frutas de postre y mate cocido que ella llevó.
Y aunque abordaron «temas generales» y sin puntualizar sobre la Argentina, siempre según el relato de Cristina, la jefa del Estado contó sobre la «preocupación» de Francisco por la «inseguridad», que el Papa vincula a la exclusión social. Esa interpretación hizo la Presidenta cuando se le consultó si habían abordado la problemática del crecimiento del narcotráfico en el país tras la advertencia que hizo pública la Iglesia argentina hace menos de un mes. Respondió con un tajante «no». Y abundó: «Cuando él habla de la inseguridad menciona fundamentalmente el tema de la exclusión. Hace mucho hincapié, no es que lo diga yo, lo dice el Papa y lo escribe. Él menciona que la exclusión, sobre todo en los jóvenes, es uno de los principales motivos de la inseguridad, y lo que lo desvela también es la no estigmatización de los jóvenes frente a estos hechos».
NI UNA PALABRA DEL PAÍS
Cada vez que citó su conversación con Francisco, a quien apenas vio llamó directamente Jorge, Cristina Kirchner apuntó que el Papa nunca se refirió a la Argentina en particular. «Ustedes tienen que entender que él es un jefe de Estado», adoctrinó cada vez que se intentó sacarle una definición puntual sobre los asuntos de interés del Vaticano. «De lo que le pasa a la Argentina el Papa nunca habla», insistió tres veces ante los medios.
Tras un año de papado y ante la incertidumbre sobre el rol que jugaría Francisco sobre la política argentina, la comitiva se fue satisfecha. Cálido, el jefe de la Iglesia se mostró ameno durante los minutos que compartieron en el saludo oficial, las fotos y el intercambio de regalos. Como es su estilo, la recibió en la puerta con un «qué mala pata», cuando supo del esguince que tuvo la Presidenta y esperó solo, en la puerta de Santa Marta, hasta que el auto oficial que trasladaba a Cristina desapareció de su vista.
Según la versión oficial, todo fueron coincidencias, al punto de que la Presidenta comparó las palabras del Papa con su propio discurso. «Él hizo mucho hincapié en el tema del capitalismo financiero como una de las causales de la economía de exclusión y que esto debe ser revertido. Charlamos en un lenguaje que ustedes me habrán escuchado también a mí muchas veces, un lenguaje común», comparó.
A pesar de que la comitiva se ilusionó con alguna mención de Francisco ante el juicio que mantiene el Gobierno en EE.UU. por la deuda impaga con tenedores de bonos, no hubo mención específica del jefe de la Iglesia, que se reunirá en diez días con el presidente Barack Obama.
El otro tema de interés presidencial fue la crisis en Venezuela. Según relató Cristina Kirchner, el Papa le pidió que les transmitiera a sus pares de la región la necesidad de mantener abierto el diálogo como garante de paz. «Esto fue una apelación constante que lo desvela. Lo digo yo públicamente porque le pedí autorización para poder hacerlo», confesó, aunque reiteró que Francisco no puntualizó en país alguno.
Del editor: qué significa. Al Papa le preocupa la paz social en el país y que haya una transición pacífica en 2015; en esa línea se inscribe su encuentro de ayer con Cristina.
Textuales de Cristina
«Está preocupado por [crear] oportunidades de trabajo, por el trabajo como articulador social y por los jóvenes. Cuando él habla de la inseguridad menciona el tema de la exclusión»
«Muchos debieran no solamente venir a sacarse una foto o a visitarlo, sino a leerlo»
«Hizo hincapié en el capitalismo como una de las causas de la exclusión y que esto debe ser revertido. Hubo un lenguaje común»
Fuente: La Nación
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