Dijo que el empleo no tiene sólo un fin económico. “Su principal valor es el bien de la persona”, remarcó. Destacó a los que “renuncian a algo y adoptan un estilo de vida más sobrio” para ayudar.
El papa Francisco destacó que «el trabajo no tiene sólo un fin económico y de beneficios, sino ante todo un fin que atañe al hombre y a su dignidad», y advirtió que la persona desempleada o subempleada corre el riesgo de convertirse en una «víctima de la exclusión social».
El pontífice se expresó de esa manera al recibir este jueves a la mañana a los empleados y directivos de
Los visitantes fueron acompañados por el obispo de la diócesis y un grupo de fieles, con motivo del 150 aniversario de la fundación de esa industria.
«El trabajo no tiene sólo un fin económico y de beneficios, sino ante todo un fin que atañe al hombre y a su dignidad. ¡Y si no hay trabajo esa dignidad está herida!», dijo el Papa.
Agregó que «cualquier persona sin empleo o subempleada corre, de hecho, el peligro de que la sitúen al margen de la sociedad y de convertirse así en una víctima de la exclusión social», sostuvo
el pontífice.
«Es necesario reafirmar que el trabajo es una realidad esencial para la sociedad, para las familias y para los individuos, y que su principal valor es el bien de la persona humana, ya que la realiza como tal, con sus actitudes y sus capacidades intelectuales, creativas y manuales», añadió.
Para Francisco, «el trabajo es un bien de todos, que debe estar al alcance de todos. Hay que abordar esta fase de grave dificultad y de desempleo con las herramientas de la creatividad y la solidaridad».
Destacó «la creatividad de empresarios y artesanos valientes, que miran hacia el futuro con confianza y esperanza. Y la solidaridad entre todos los miembros de la sociedad, que renuncian a algo y adoptan un estilo de vida más sobrio, para ayudar a aquéllos que pasan necesidades».
«Este gran reto interpela a toda la comunidad cristiana… El primer compromiso es siempre el de reavivar las raíces de la fe y la adhesión a Jesucristo. Éste es el principio rector de las decisiones de un cristiano: la fe. !La fe mueve montañas!», enfatizó.
Consideró que «si cada uno aporta lo que le corresponde, si todos ponen en el centro a la persona humana con su dignidad, si se consolidan la solidaridad y la compartición fraternal, inspiradas en el Evangelio, se podrá salir del marasmo de una época económica y laboral dura y difícil», según consignó el Servicio Informativo del Vaticano (VISNews).
Fuente: Cadena 3
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