Inquietud en la Casa Rosada por la amenaza sindical de nuevas huelgas.
Los principales funcionarios de Cristina Kirchner comenzaron ayer a preocuparse por el efecto del paro masivo de anteayer dispuesto por las centrales obreras opositoras. El mayor temor consiste ahora en que ese polo sindical disponga nuevos paros generales y que la demostración de fuerza sindical complique las negociaciones salariales en marcha con varios de los sindicatos afines a la Casa Rosada y alineados en la CGT oficialista de Antonio Caló.
En línea con esa inquietud, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada , señaló que el Gobierno no cambiará el rumbo económico, pero deslizó la posibilidad de aumentar en el año las asignaciones familiares y rebajar el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores.
Son dos de los reclamos de los organizadores de la huelga, los jefes de la CGT díscola, Hugo Moyano ; de la CTA Azul y Blanca, Luis Barrionuevo , y de la CTA, Pablo Micheli. De concretarse, las concesiones se harían envueltas en un discurso de aparente intransigencia: Tomada dijo que esas dos reivindicaciones son las que todos los años honra la Presidenta.
Las alarmas terminaron de encenderse en Balcarce 50 cuando ayer el jefe del sindicato de La Fraternidad (maquinistas), Omar Maturano, amenazó con la posibilidad de reiterar las medidas de fuerza si el Gobierno no atendía los reclamos de Moyano, Barrionuevo y Micheli.
El plan original de la Presidenta hasta anteayer consistía en lograr una seguidilla de acuerdos salariales con aumentos por debajo del 30% para que no se desborde la inflación y para desvirtuar el reclamo de subas superiores al 35% de los sindicatos más duros.
El principal negociador de la Presidenta, el ministro de Planificación, Julio De Vido, había logrado acuerdos menores al 30% con los dirigentes metalúrgicos, docentes, obreros de la construcción, mercantiles y bancarios.
La idea es replicar esos convenios con mecánicos de Smata, ferroviarios, estatales, telefónicos, alimentación y sanidad, entre otros. Pero ayer, tras la masiva adhesión al paro de las centrales obreras opositoras, hubo un fuerte silencio de los negociadores.
«DENTRO DE LO NORMAL»
Un funcionario de la Casa Rosada aseguró a LA NACION. «Todo será dentro de lo normal. No hay nadie desquiciado». Pero subsistía el temor de que las paritarias se pongan más duras luego del masivo paro de Moyano y Barrionuevo.
Mientras tanto, Tomada buscó minimizar la huelga de anteayer y dijo que hubo una «fuerte impresión de paro» producto de los «piquetes» de agrupaciones de izquierda.
«No modifica ni un ápice en la dirección del Gobierno», agregó. Pero al mismo tiempo deslizó que Moyano y Barrionuevo incurren en «incongruencias» por reclamar «reivindicaciones que son las mismas por las que trabaja (la Casa Rosada), como el aumento de asignaciones familiares y los cambios en Ganancias, que es algo que hace el Gobierno todos los años».
Una manera de dejar entrever que habrá novedades en esos dos temas.
«Determinadas circunstancias generaron una fuerte impresión de paro. Digo impresión porque es muy difícil evaluar el impacto por la forma que se le dio con todo ese debate alrededor de los piquetes», dijo Tomada, en diálogo con radio Del Plata.
Por su parte, el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, contestó a las críticas de Moyano y sus aliados. «Estos dirigentes sindicales que fueron aliados y se beneficiaron con este gobierno por el incremento son los que hoy critican. Los enemigos de ayer son los aliados de hoy», dijo durante su habitual conferencia de prensa en la Casa Rosada.
«Ninguno tiene la autoridad moral que yo tengo. Fui reelecto (gobernador del Chaco) con el 60,7% de los votos», señaló el jefe de los ministros.
Por su parte, Maturano advirtió que la «paciencia tiene un límite» y, si bien señaló que «hay que esperar qué medidas toma el Gobierno», advirtió que «si no cambia el rumbo, seguramente aplicaremos otra medida de fuerza», y admitió la posibilidad de que su gremio, La Fraternidad, abandone la CGT kirchnerista que dirige Caló. Estas declaraciones encendieron alarmas en Balcarce 50.
CRÍTICAS DE FOPEA POR EL TRATO A LOS PERIODISTAS
El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) emitió ayer un comunicado en el que reclama a «los dirigentes políticos, sociales, sindicales o de cualquier sector que se abstengan de acusar, prejuzgar o descalificar a los periodistas por el medio donde trabajan». El mensaje se debió a que anteayer el líder de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, atacó verbalmente a la periodista de CN23 Marina Hermoso. Fue por una pregunta que le hizo en el marco de la «conferencia de prensa» que brindaron junto al titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, y otros referentes gremiales, al decirle que la «habían mandado» (a hacerle una pregunta que no fue de su agrado) los dueños de la señal de noticias donde ella trabaja. Para Fopea, esto representa una «actitud repudiable y agraviante para cualquier periodista que realiza, ni más ni menos, que su labor profesional». Además, esa descalificación fue realizada con muchos seguidores de los dirigentes gremiales que aplaudían las «ocurrencias» de sus referentes y chiflaban e insultaban a los periodistas que formulaban una pregunta que les molestaba..
Fuente: La Nación
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