Es para chicos de 14 a 17 años. Un estudio de la UNC y Unicef revela que es una herramienta de reinserción, aunque hay fallas en la calidad.
«No compararía al PIT (Programa de Inclusión y Terminalidad) con la escuela tradicional en cuanto a la calidad de los aprendizajes. Son dos realidades distintas. El poder del PIT es recuperar al chico del ambiente de la calle para que se escolarice y cumpla con la enseñanza obligatoria». Quien habla es un coordinador en una escuela de la periferia de la ciudad de Córdoba del programa provincial que abre las puertas a los chicos de 14 a 17 años que habían abandonado.
Al PIT asisten 3.700 adolescentes en 55 sedes, que funcionan en las escuelas comunes. Nació con la idea de reinsertar a miles de alumnos que cada año quedan excluidos del sistema formal. Hay 712 egresados.Una investigación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y Unicef (uni.cf/RaoYwU), publicada en noviembre de 2013, revela que el programa (que recibió un premio nacional a la innovación educativa) es una excelente herramienta de reinserción social aunque presenta fallas en relación a la calidad de lo que se aprende.
El sistema es más flexible, con menos materias y con la posibilidad de recursarlas sin repetir de año. Además, se reconocen las asignaturas aprobadas de manera previa en la escuela de educación común. Para la secretaria de Educación, Delia Provinciali, lo que se busca es garantizar el acceso al secundario obligatorio. Eso supone, dijo, atender diferentes historias escolares «para que todos tengan acceso a una educación de calidad».
Fuente: La Voz
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