En la lejanía de Italia 1990 quedó la última ocasión en la que Argentina jugó los siete partidos de una Copa del Mundo y en este Brasil 2014 radica la chance de cerrar un período de frustraciones en Estados Unidos 1994 (octavos), Francia 1998, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 (cuartos) más Corea-Japón 2002 (primera ronda).
El seleccionado albiceleste jugó tres veces la instancia que alcanzó hoy y en todas, posteriormente, llegó a la final: Uruguay 1930, México 1986 e Italia `90.
En Argentina 1978, cuando ganó su primer título, el equipo accedió a la definición luego de jugar un segundo grupo clasificatorio.
Bélgica es un rival que remite a buenas sensaciones mundialistas, porque el anterior enfrentamiento ocurrió en las semifinales de México `86, que Argentina ganó 2-0, con recordados goles de Diego Maradona.
En el otro antecedente por torneos oficiales de FIFA, el equipo europeo se había impuesto por 1-0 en el debut de España 1982, donde los «albicelestes» defendían la corona.
El equipo de Sabella jugó los mejores 45 minutos en el Mundial, a partir de la solidez en el fondo, donde el ingreso de Martín Demichelis por Federico Fernández fue clave, ya que se complementó a la perfección con Ezequiel Garay, el otro central.
Hubo un buen manejo de la pelota en el mediocampo, con Lucas Biglia y Javier Mascherano; y profundidad en ataque, con un
Higuaín inspirado, tras marcar su primer gol en la Copa (lleva 5 en total, porque había marcado 4 en Sudáfrica 2010).
Siempre, con el extraordinario Lionel Messi en la conducción y el apoyo por las bandas de los tándem Pablo Zabaleta-Angel Di María por derecha y José Basanta-Ezequiel Lavezzi por izquierda.
Con esos argumentos, Argentina dominó a un adversario que nunca entendió el partido, más allá de los dibujos tácticos de ambos.
El equipo argentino para atacar se paró con un 3-4-3, pero a la hora de defender el esquema mutó a un 4-4-2. Así se sintió cómodo en las dos facetas del juego y maniató a Bélgica.
Los tres cambios que realizó Sabella en relación al triunfo sobre Suiza en octavos (1-0, en San Pablo): Basanta por Marcos Rojo (obligado), Demichelis por Fernández y Biglia por Gago (ambos tácticos), le dieron resultado.
El equipo ganó en todo: defendió mejor, manejó mejor la pelota y atacó mejor.
Tal vez el gol de Higuaín (rompió una racha de 309 minutos sin marcar en este Mundial) hizo que el seleccionado ganara en confianza y desarrollara el fútbol -sin ser brillante- que mostró.
Y el tanto nació, a los 7 minutos, a partir de un pase fallido de Di María para Zabaleta, que se desvió, y encontró al «Pipa», quien de primera clavó la pelota junto al palo derecho de un estático Thibaut Courtois.
Higuaín no convertía desde el 14 de agosto de 2013 en la victoria sobre Italia por 2-1, en un amistoso jugado en Roma.
Y el «Olé, olé, olé Pipa, Pipa» bajó desde los cuatro costados del estadio Nacional en retribución al rendimiento del 9 argentino.
Antes y después Argentina manejó el juego y tuvo un par de chances en los pies de Lavezzi (2m.) y Messi (40m.) y algún arranque electrizante de Di María, que a los 32 minutos se retiró lesionado y le dejó su lugar a Enzo Pérez.
Bélgica, con su 4-2-3-1 inflexible, estuvo muy lejos del nivel que mostró en los cuatro partidos anteriores: triunfos sobre Argelia (2-1 en Belo Horizonte), Rusia (1-0 en Río de Janeiro), Corea del Sur (1-0 en San Pablo), con los que ganó, con puntaje ideal, el Grupo H, y Estados Unidos (2-1 en Salvador), por los octavos de final.
Sin embargo, el conjunto de Wilmots tuvo sus chances, aunque aisladas, con un remate de Kevin De Bruyne (25m.) y un cabezazo de Kevin Mirallas (41m.).
Argentina, en el segundo tiempo, lejos de replegarse, siguió en su juego, el que le dio resultado en los 45 minutos iniciales, con un Higuaín intratable.
El atacante de Nápoli italiano, donde convirtió 17 goles en la temporada 2013-2014, pudo ampliar la ventaja en dos ocasiones (6m. y 9m.), pero el cruce de Alderweireld y el travesaño, sucesivamente, se lo impidieron.
Argentina pasó un par de sofocones con un cabezazo de Marouane Fellaini (15m.) y un centro desde la derecha de De Bruyne (20m.).
Wilmots no arriesgó ni con los cambios: Romelu Lukaku por Divock Origi (delantero por delantero), Dries Mertens por Mirallas (volante por volante) y Nacer Chadli por Eden Hazard (enganche por enganche).
Y Sabella enrocó con los ingresos primero de Rodrigo Palacio por Lavezzi y después de Fernando Gago por Higuaín. El objetivo: tener la pelota.
Pudo haberlo definido en el descuento Messi, autor de 4 de los 7 goles del equipo, que fue el artífice del pase a cuartos con el armado de la jugada que derivó en el gol de Angel Di María para eliminar a Suiza en tiempo suplementario, pero Courtois le ahogó el grito.
Igual no importó, Argentina ganó, dejó atrás una racha adversa de 24 años y va por el tercer título mundial. Solamente faltan dos pasos más y por cómo jugó hoy, la ilusión crece.
Fuente: Telam
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