Por qué mandan más los chicos que los grandes. Toman la mayoría de las decisiones y monopolizan tiempos y espacios. Los adultos a veces no perciben este fenómeno. Advierten del riesgo de la inversión de los roles.
Este fin de semana, entre las dos, tengo cinco cumpleaños”, dice Natalia, mamá de Ana (4) e Isabella (6). Los cinco cumpleaños le demandarán ir-volver, ir-volver tres veces de su casa al salón y las otras dos, por la distancia, se quedará dos horas y media en la fiestita. ¿Resultado? No hubo descanso ni planes propios el fin de semana, ni para Natalia ni el marido.
Antonio tiene desde hace 30 años una casa al lado del río en San Agustín, Córdoba. Acaba de ponerla en venta porque él, con sus 75 años, ya no va y su hijo (42) tampoco: los chicos no quieren, siempre tienen sus planes. Que conste que abuelo y padre son unos enamorados del lugar.
Padres que deciden qué modelo de auto comprar porque es el que prefieren los chicos. Destino de vacaciones que se eligen, exclusivamente, por voluntad de los chicos. Parejas que aceptan con naturalidad que los hijos duerman con ellos.
Hogares en donde la gran mayoría de las decisiones son tomadas por los niños porque hay adultos que se las consultan: comidas, salidas, ropa, programas de televisión. Es un fenómeno cada vez más común, especialmente en sectores de ingresos medios y altos. Niños que deciden qué se hace con el tiempo de todos y padres que no advierten que han perdido la capacidad de decisión y que en el hogar se ha instalado, sin vueltas, una tiranía infantil.
Fuente: La Voz
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