KHADAFI CONTINUA ATACANDO LOS BASTIONES REBELDES EN EL OESTE DE LIBIA
Bombas de noche, fuertes combates de día. Los bombardeos aliados no evitan que el ejército ataque las ciudades rebeldes, con fuertes bajas civiles porque los seguidores de Khadafi entran por barrios residenciales, sabiendo que los aliados no atacarán alli
Fue la cuarta noche de bombardeos de los aliados occidentales. Pero nada evitó que, durante el día, las fuerzas de Muammar Khadafi intensificaran su represión contra dos reductos rebeldes en el oeste de Libia. Mientras tanto el régimen sigue mostrando los estragos causados por los aviones de guerra europeos y estadounidenses. Washington tuvo su primera baja: un F-15 que se estrelló en suelo libio. Según dijeron las autoridades norteamericanas, los dos pilotos que lo tripulaban están a salvo. La ONU volvió a respaldar la intervención en Libia.
Los ataques tuvieron lugar en Misrata (130 kilómetros al este de Trípoli) y en Zintan (cerca de la frontera con Túnez) y vinieron después de que se cumpliera la tercera noche de bombardeos contra blancos libios. Ayer las bombas de los aliados destruyeron un estratégico taller naval en la costa del Mediterráneo, hacia el este de la capital. Los periodistas fueron llevados hasta la base de Abu Sittar, donde un ataque combinado de bombas y de misiles lanzados desde buques incendió cuatro transportadores de misiles de la era soviética y un camión lanzacohetes, que aparentemente estaba guardado en el taller, que ahora quedó convertido en una ruina.
Los funcionarios de la Marina negaron que haya habido víctimas. El capitán Fahmi Sokni explicó que el personal había sido retirado de la planta antes del bombardeo. El militar afirmó que los misiles eran empleados para «entrenamiento», incluso en ejercicios conjuntos con fuerzas francesas e italianas. «Estaba acá cinco minutos antes del ataque –relató–. Pero le dijimos a la gente que se fuera. Eran militares. No estamos asustados y estamos con nuestro líder, y así vamos a seguir.»
El desarrollo de los acontecimientos llevó a que los opositores al régimen de Trípoli se envalentonaran para hablar en contra de las autoridades. Un residente de la capital dijo ayer que el dirigente libio tiene sólo un 25 por ciento de seguidores fieles en Trípoli y denunció que «la gente tiene miedo». Otro remarcó que los profesionales piensan que Khadafi es un «desastre». Mientras, los vecinos de Misrata denuncian que la ciudad fue bombardeada por las fuerzas leales. Según la población, los muertos trepan a 40, incluidos cuatro chicos que fallecieron mientras se trasladaban en un auto. Las denuncias no pudieron verificarse porque los periodistas no pueden llegar. Un residente, que se identificó como Mohammed, le contó a Reuters cuál era el panorama afuera del hospital de la ciudad. «La situación aquí es pésima. Los tanques empezaron a bombardear esta mañana. También hay francotiradores. Destruyeron un auto civil, en el que murieron cuatro niños. El más grande tenía trece años», precisó.
Un vocero del gobierno dijo ayer que la ciudad había sido «liberada» por fuerzas leales a Khadafi en los últimos días de la semana pasada y que se habían ido encontrando con algunos focos de resistencia armada aun después de los bombardeos occidentales, que incluyeron un ataque contra el aeropuerto de la ciudad. Como remarcaron los corresponsales del diario El País en la zona, la ofensiva de Khadafi en Misrata logró justamente lo que pretende evitar la coalición internacional liderada por Francia, Estados Unidos y el Reino Unido: que se multipliquen las bajas civiles.
Mokhtar Ali, un disidente libio en el exilio, comentó que estaba en contacto con su padre en Misrata. «Los residentes viven de carne enlatada y agua de lluvia», dijo y agregó que el régimen avanzó contra áreas residenciales porque sabía que las bombas occidentales no llegarían hasta allí. «La gente vive en la oscuridad total, sin electricidad.»
Algunos medios citaron a un habitante de Zintan diciendo que las fuerzas de Khadafi estaban tratando de recuperar la ciudad del oeste que está bajo control rebelde. Según esta persona, las tropas gubernamentales estarían empleando armas pesadas y habrían asesinado ayer a diez personas. Gran parte de la población habría huido de la ciudad para refugiarse en las montañas. Según la cadena Al Jazeera, también hubo combates en Ajdabiya, que la semana pasada fue recapturada por las fuerzas del régimen.
Mientras los aliados discuten la composición de su coalición, Estados Unidos perdió un F-15 que se precipitó al suelo libio después de sufrir un desperfecto. Uno de los dos pilotos fue rescatado por los rebeldes libios. El avión tiene normalmente base en Inglaterra, pero despegó de la base aérea Aviano, en el nordeste de Italia.
Después de acortar su gira por El Salvador, el presidente Barack Obama se refirió a la situación en el país norafricano. Confirmó que había dialogado con el premier británico, David Cameron, y con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para buscar la forma de poner paños fríos en la alianza. El mandatario estadounidense se mostró esperanzado de que Washington pueda pasarle la posta a otro aliado para dirigir los ataques contra el régimen que hace 42 años se perpetúa en Libia.
Según The New York Times, Khadafi apareció en un video para demostrar que está vivo y que está en Trípoli. Se lo vio junto a sus seguidores, los escudos humanos, que acampan en las cercanías de la residencia oficial de Bab Al Azizia, que en los últimos días resultó dañada por los bombardeos. «Nada me asusta», gritó el autoproclamdo «guía de la revolución libia». Al tiempo que repetía: «Estoy acá, acá, acá». Durante un viaje a Túnez, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, recordó: «Mientras Khadafi no termine, creo que continuará la operación militar para asegurar la zona de exclusión aérea». Reafirmó que la operación militar no era una interferencia en los asuntos internos de Libia ni una ocupación por parte de fuerzas extranjeras. «Sólo se trata de proteger a la población civil», insistió.
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