El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, anunció que los trabajadores que el año pasado no estaban alcanzados por Impuestos a la Ganancias “no pueden sufrir descuentos este año”. Así surge del decreto presidencial que el año pasado elevó el piso para entrar al impuesto hasta los $15 mil.
«El trabajador o el jubilado que no estuvo alcanzado por el Impuesto a las Ganancias entre agosto del año pasado y julio de este año, tampoco estará alcanzado por el impuesto. La situación en cuanto al número de trabajadores no ha variado», dijo el ministro.
De acuerdo a la explicación oficial, esta situación es independiente de los aumentos salariales. Es decir, los trabajadores que hasta agosto del año pasado ganaban menos de $15 mil brutos mensuales, continuarán sin sufrir descuentos por Ganancias independientemente de las subas salariales que hayan obtenido en los últimos meses. Así, la masa de aportes se mantiene inflexible desde el dictado del decreto 1242 del año pasado. «Si un trabajador en paritarias ha visto mejorar su nivel de ingreso y el año pasado estaba encuadrado en el decreto, es decir, ganaba menos de $15 mil, tampoco pagará el impuesto», detalló Capitanich.
Hace casi un año, el decreto 1242 liberó del pago de Ganancias a los asalariados y jubilados que, entre enero y agosto de 2013, habían percibido salarios o haberes brutos no mayores a $ 15.000. Esa medida provocó un trato desigual entre ciudadanos y quitó progresividad al esquema. Por ejemplo, hoy puede darse una situación en la que quien tiene un salario de $ 20.000 mensuales esté exento de Ganancias, mientras que sí esté alcanzado quien cobra $ 18.000.
Esa fuerte distorsión se debe a que el decreto establece un parámetro histórico e inflexible para determinar quién tributa y quién no. Y así, quienes en los últimos meses obtuvieron en sus salarios incrementos nominales que llevaron a que se superara esa barrera de $ 15.000, siguieron igualmente al margen del tributo, por el hecho de que su remuneración no alcanzaba tal cifra hasta agosto de 2013. En cambio, quienes ya tenían por aquel entonces ese nivel de salario, entonces sí pagan, aun cuando no hayan tenido recomposiciones o las hayan tenido pero en menor proporción.
La disposición evitó que ocurriera algo que se venía dando en los años previos: que una suba de sueldos para compensar los efectos nocivos de la inflación produjera que más personas quedaran alcanzadas por el impuesto. Pero el decreto introdujo una nueva distorsión y no corrigió otra que agrava en forma recurrente el peso de la carga fiscal para quienes sí están alcanzados. El esquema contempla una escala que, según varios rangos de ingresos, determina con qué porcentaje del sueldo se contribuye. Pero como los valores de esa tabla no se modifican desde hace más de una década, ocurre que las subas nominales de salarios provocan con frecuencia el salto de una tasa de imposición a otra más elevada.
Pueden darse casos en los que el cobro de algún bonus o premio por cifras muy elevadas no generen ningún descuento por Ganancias (porque la persona no ganaba más de $ 15.000 hasta el octavo mes de 2013). O puede ocurrir que, por un ascenso laboral, alguien incremente de manera significativa su ingreso y siga sin tributar, mientras que tal vez sí lo hacen las personas que de él dependen. O quien ingresa al mercado laboral con un sueldo de $16.000.
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