El clima y los mayores costos ganaderos, el cepo para los equipos de forrajes
La figura del contratista es la de mayor peso en el mercado de la confección de forrajes. Si bien el año había comenzado con un cambio en la tendencia del negocio, el fenómeno climático y la suba de costos han condicionado la demanda de equipos.
La figura del contratista es la de mayor peso en el mercado de la confección de forrajes. Si bien el año había comenzado con un cambio en la tendencia del negocio, el fenómeno climático y la suba de costos han condicionado la demanda de equipos.
“El mercado de picadoras va a estar similar a 2015. Si bien teníamos a principio de año una buena expectativa, el impacto de las lluvias complicó el escenario”, aseguró Reynaldo Postacchini, vicepresidente de Claas Argentina, la empresa que domina el mercado nacional de picadoras autopropulsadas.
A nivel nacional, la demanda de picadoras de forrajes creció y se renovó en los últimos 15 años, en sintonía con la intensificación de la ganadería. Su equipamiento ganó en capacidad de trabajo y en potencia, a partir de la incorporación de nuevas unidades realizadas –en su totalidad– por empresas multinacionales.
En 2015, contratistas y productores absorbieron 42 unidades autopropulsadas, muy por debajo de las ventas registradas en algunos años de la década pasada. “El cambio de expectativas generado a comienzos de año fue real. La modificación en la ecuación agrícola mejoró los números del productor de granos, pero afectó a los productores de carne y de leche, por el impacto que el precio del maíz tuvo en sus costos”, observó Postacchini.
Recién el año próximo
Según el empresario, 2016 va a ser un año para continuar con el cinturón ajustado y de transición. “Los efectos del cambio de reglas de juego se van a dar recién para 2017, en la medida en que se mantenga la estabilidad. Hay que reestructurar el Estado y reducir el déficit fiscal, porque eso impacta en los costos de producción”, dijo.
Según datos del Inta, el parque actual de picadoras autopropulsadas es de alrededor de 860 unidades, con una antigüedad promedio de siete años, las cuales trabajan unas 1.800 hectáreas cada una y 700 horas por campaña. Las dificultades que atraviesa la producción de leche a nivel mundial también están condicionando la comercialización internacional de equipos forrajeros. En este escenario, las empresas con presencia global auguran para este año un menor flujo de negocios que en 2015. El horizonte recién comenzaría a aclarar el año próximo.
Fuente: La Voz
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