En Las Pichanas aportó más de 100 quintales por hectárea. El que aún está en el lote soportó el anegamiento.
En el ingreso al establecimiento Las Pichanas, en Villa María, el maíz y la soja se ven bien a simple vista, a la espera de que el piso permita su recolección. Sin embargo, cuando se recorren los lotes de ambos cultivos de primera, separados por el camino de ingreso, el cereal está en mejores condiciones.
El solo hecho de haberle escapado a los efectos nocivos del exceso de humedad le brindan al híbrido AX 7918 Viptera 2, del semillero Nidera, una mejor sanidad, ausencia de malezas y un potencial de rendimiento, que lo ubican por encima de los 12 mil kilos por hectárea. A pocos metros de ahí, un silo bolsa contiene la producción de la otra mitad del lote, cosechado el 28 de marzo, y que rindió 11.500 kilos por hectárea.
La soja, mientras tanto, no muestra el mismo semblante. Ya lista para cosechar padece las consecuencias de las excesivas lluvias de abril: vainas abiertas, granos brotados y presencia de hongos. Además, el yuyo colorado tiene fuerte presencia en el lote, lo que había obligado a tratamientos en posemergencia del cultivo.
“En las estrategias de siembra temprana, el maíz está en mejores condiciones que la soja. Buena parte del cereal ya lo recolectamos y lo que está en los lotes observa una mejor sanidad que la soja”, aseguró Mariano Bertello, integrante de la empresa mixta que en esta campaña hizo más de 200 hectáreas de maíz de primera en campo alquilado.
El modelo agronómico que aplicó en Las Pichanas es el de una rotación que incluye 55 por ciento de maíz, entre temprano y tardío, y el resto soja de primera. La empresa maneja dos tambos en la zona de Tío Pujio, en campo propio.
Los primeros, con ventaja
Lo que comenzó en el ciclo pasado con la inclusión de la siembra del cereal al inicio de la primavera, “para atender las necesidades del tambo” –justificó Bertello– en la presente campaña volvió a consolidarse. El 25 de septiembre pasado, La Voz del Campohabía presenciado la siembra del híbrido, cuando la apuesta por el maíz en la zona era escasa. Sin embargo, los resultados alcanzados al final del ciclo confirmaron las ventajas de la estrategia temprana, valorada aún más luego de las fuertes lluvias de comienzos del otoño.
“El maíz temprano logró escapar por completo a la difícil situación de cosecha que se presenta en la actualidad; inclusive, los lotes que aún quedan por recolectar están con muy buena sanidad y van a aportar muy buenos rendimientos cuando se los coseche”, sostuvo Bertello, quien –además de productor– es asesor técnico y difusor de la importancia del maíz dentro de una secuencia agrícola sustentable.
Fuente: Agrovoz
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