Hay poco y nada en los súper y los almaceneros dicen que se trata de una “escasez severa”. La frase “hay que pasar el invierno” se hizo famosa en junio de 1959, cuando el entonces ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, la pronunció en un discurso en referencia a los meses de crisis que venían por delante, y que coincidían con los más fríos del año. La dijo después de disparar: “[…] Es muy difícil que puedan pagarse a tiempo los sueldos”.
Lo que pasa ahora no es tan grave, es cierto, pero la noticia, cuando promedia el otoño y se vienen los meses más crudos, puede llegar a estremecer a los fundamentalistas del guiso invernal: no hay lentejas.
En rigor, en las góndolas de los supermercados y en los almacenes de Córdoba la lenteja está siendo, extrañamente, un bien escaso. Tan escaso, que los almaceneros han pedido explicaciones a los distribuidores. “Está pasando lo mismo que ya sucedió en Semana Santa, están faltando las lentejas de la mayoría de las marcas”, indicaron a Día a Día desde el Centro de Almaceneros de Córdoba. “Un molino cerealero nos informó que el problema son las inundaciones en la mayor zona de cultivo de lentejas de Argentina, que son Santa Fe y Buenos Aires”, agregaron.
En efecto, esos campos estuvieron inundados en 2015 y, ahora, en 2016. Es más, algunos aún siguen bajo el agua. “Fueron muy claros (los distribuidores): nos dijeron que se prevé una escasez severa de la legumbre”, confiaron desde la entidad que agrupa a los dueños de despensas de la ciudad.
¿Lentejas a futuro?
En un relevamiento que este medio realizó por supermercados del Centro de Córdoba, se pudo confirmar la inquietud de los almaceneros. De todos los puntos de venta relevados, sólo en uno había lentejas. Fue en un súper de la calle Montevideo, en barrio Güemes.
En el resto, nada. A sólo 60 días de que empiece el invierno. En algunas cadenas hay una sola marca (la de menor calidad) y en otros dijeron que “en las dietéticas, hay”.
Tampoco se encontraron en cantidad latas de lentejas listas para comer.
Los almaceneros creen que a los problemas con las lluvias y el agua hay que sumarle otra explicación: “Obviamente, los pícaros de siempre, que tienen en stock, la guardan para, cuando falte más en pleno invierno, sacarla a la venta con un margen superior”.
Remojadas
El problema de las inundaciones comenzó el año pasado, cuando a poco de sembrar, el fenómeno del Niño provocó lluvias atípicas para agosto en el sur santafesino y en Buenos Aires. Entre trigo y legumbres se perdieron más de 100 mil hectáreas de cultivos.
Según se estimó por esos días, la afectación alcanzó al 40 por ciento de la producción de la campaña 2015/2016. Gustavo Tettamanti, de Federación Agraria Santa Fe, señalaba por entonces que se arruinó “lo que se alcanzó a sembrar de legumbres, arvejas y lentejas, antes de la lluvia; unas 400 mil hectáreas, y los daños son totales”.
En el país, hay unas 500 mil hectáreas destinadas al cultivo de arveja, lenteja y garbanzo.
Fuente: Dia a Dia
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