Controla los contratos, los empleados y el pago de Ganancias. Además de enviar a sus inspectores a subirse a las cosechadoras para controlar el rinde de la soja, en pleno lote la AFIP también está poniendo el foco en otros requerimientos, incluso en información con la que ya cuenta.
Aunque no es una tendencia general para todas las zonas, según pudo saber La Nacion, el organismo está solicitando también en algunos casos los aportes a la seguridad social, declaraciones juradas de ganancias, contratos de alquileres y hasta datos de dos años atrás de movimiento del IVA. Por las dudas, para frenar las quejas de los productores que están en medio de la cosecha, al retirarse de los establecimientos les hacen firmar a los dueños un «permiso de entrada».
«Vinieron al campo y entre los requisitos me pidieron los dos últimos años de declaraciones juradas de ganancias. Eso fue en el mismo campo», relató un productor del departamento de Unión, en el sudeste cordobés, que recibió una carta por el operativo de la regional Río Cuarto. Como no tenía esa información justo en ese momento, en medio del lote, le dieron diez días para presentar la documentación.
También están apuntando por la situación de los empleados.
«Miraron el monitor de rendimiento [como la máquina no estaba cosechando sacaron un promedio de lo que había dado el lote] y después les hicieron una entrevista a los empleados», expresó Julián Petersen, sobre un operativo realizado en el departamento de Marcos Juárez, Córdoba. De acuerdo con el productor, a los empleados les preguntaron si lo que cobraban coincidía con el recibo de sueldo, les reconocían la antigüedad y si estaban conformes.
«No me molesta que controlen, pero dejé mi comentario [en un acta] de que tuvieran en cuenta el tiempo, la presión que me están metiendo y que vivo respondiendo requerimiento de ellos», afirmó.
Rodrigo Esponda, presidente de la Sociedad Rural de Junín, indicó que allí los controles son básicamente sobre la cosecha, pero que también «piden el CUIT del empleado y si es de un tercero también [por el contratista que presta el servicio de cosecha]». Allí los operativos también causan preocupación por otra tema: la inseguridad. «Nadie se opone al control, pero esto ya no es un control sino una persecución. Y el tema más importante es que nos genera inseguridad, ya que le abre la puerta a que cualquiera se ponga el traje de la AFIP», indicó.
En Junín, los productores hablaron con la filial y obtuvieron el compromiso de que nadie va a ser excluido del registro si, por alguna razón, la carta previa que manda la AFIP no llegara o se extravía.
Sintonía fina
Para muchos productores, la tarea de informar al organismo se vuelve engorrosa sobre todo cuando hay que cosechar lotes chicos. «Lo que más trabajo da es que hay varios potreros chicos, de 30 a 40 hectáreas, y que tenés que informar que la máquina arrancó en tal campo», contó Gonzalo Villegas, de la zona de Saladillo. Según relató, si la máquina no tiene monitor de rinde los inspectores analizan el ancho de la plataforma de la cosechadora y comprueban si en la tolva de carga de granos hay una balanza.
Comentar post