Cómo se adaptan las plantas a ambientes con poca agua. Su forma, la extensión de las raíces y la presencia de espinas son algunos ejemplos de las estrategias que desarrolla la vegetación que debe vivir en climas secos.
Los seres vivos son un fiel reflejo del ambiente donde nacieron y donde deben sobrevivir. Adoptan comportamientos y formas acorde a las características de cada lugar. Y, a lo largo del tiempo, experimentan procesos evolutivos que les permiten esa supervivencia.
A diferencia de los animales, las plantas no pueden adecuar su comportamiento a cambios repentinos, ya que no se pueden mover para protegerse de un viento fuerte, esconderse de una lluvia o del granizo. Por eso sus estructuras reflejan claramente las características del lugar donde viven para soportar, por ejemplo, heladas, soles abrasadores, extensos períodos sin lluvia, etc.
El portal educarse.educarte arrojó una lista de adaptaciones muy interesante:
Las plantas de lugares muy secos se retraen y se cubren de capas protectoras.
Las plantas de lugares húmedos se desparraman y se abren.
Las plantas de lugares fríos se redondean y se espesan.
Las plantas de lugares cálidos adelgazan y se aclaran.
Las plantas de sitios ventosos se aferran al suelo.
Las plantas de sitios muy iluminados se cubren de pelos blancos para reflejar la luz.
Las de sitios oscuros enrojecen, ya que los pigmentos rojos son capaces de captar la luz débil, o desarrollan lentes que la concentran.
Las plantas de lugares muy pobres en nutrientes se hacen carnívoras.
Las de lugares con poco oxígeno se ahuecan y desarrollan tubos respiratorios.
La falta de agua es, sin dudas, uno de los desafíos más grandes para los vegetales, ya que se trata de un factor fundamental de la supervivencia.
Las xerófilas son plantas especializadas para soportar sequías extremas, como la de los desiertos, donde además suele haber una salinidad muy alta.
Para ello desarrollaron dos series de adaptaciones:
FISIOLÓGICAS: a través de las cuales reducen la transpiración. Además, cuando las temperaturas son excesivas, limitan la pérdida de agua a través del cierre de sus estomas, reduciendo, en la misma proporción, el intercambio de gases con la atmósfera y el tiempo durante el que se puede desarrollar la fotosíntesis.
MORFOLÓGICAS: estas plantas se caracterizan por su forma redondeada o esférica, con ramas de gran densidad, raíces extensas y presencia de espinas. Todo esto les permite enfrentar las horas de sol generando un ambiente interno más húmedo y fresco, protegiendo así sus brotes, flores y semillas.
Un ejemplo claro son los cactus, que tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de agua en su tallo, el cual se adelgaza durante períodos de sequía, y se ensancha para incorporar el agua en la época de lluvias.
¿Qué son las espinas?
En algunas plantas son hojas modificadas y, en otras, transformaciones de los pelos para evitar la transpiración y la pérdida de agua.
Esconderse bajo la tierra
Existen vegetales que, en épocas de extrema sequía, pierden su parte aérea (tallo, hojas y/o espinas) y sólo quedan los tallos subterráneos, que son capaces de almacenar agua y alimentos.
Qué plantas elegir en Córdoba
Dadas estas características de las plantas, es importante forestar nuestros jardines con especies autóctonas porque ya están adaptadas a las condiciones ambientales del lugar donde vivimos. En el caso de Córdoba, sugerimos las variedades de acacias, cactáceas, coníferas y plantas como lavandas, lagaña de perro, cortaderas, verderis, entre otras, como así también el césped “Bermuda”. Todas estas plantas prosperan con menos humedad y se ven bien con poco riego.
Fuente: La Voz
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