por el freno de la demanda china, en parte por represalia comercial y en parte por haber preferido otros proveedores (Brasil) de la oleaginosa ante el temor que la sequía local los dejara sin el poroto, las previsiones de embarque de soja hasta fin de mes representan una cuarta parte de lo que se colocó en el exterior para la misma época del año pasado.
Según información del mercado, hasta el jueves, había anunciadas embarcar 500.000 toneladas de la oleaginosa en los buques en los puertos del Gran Rosario y Bahía Blanca.
El programa de embarques es bastante flojo, coinciden distintos operadores. En ese marco, para la misma semana del año pasado, la previsión de carga en los puertos argentinos de soja ascendía a casi 2 millones de toneladas, 75% más que en la actualidad.
Al momento de buscar las causas, los expertos apuntan a China. El gigante asiático, principal destino de las exportaciones agroindustriales locales, dejó de comprar derivados de la soja locales en octubre pasado y redujo también sus adquisiciones del poroto sin procesar, que el año pasado reemplazaron en volumen buena parte del aceite de ese producto que China dejó de comprar en represalia a las trabas argentinas a sus bienes.
Pero el conflicto comercial con China no es el único motivo de la menor demanda del gigante asiático de soja local. El gobierno chino sigue comprando soja argentina sin procesar. Es más, la mayoría de las toneladas previstas para embarcar en estos días tienen como destino ese país.
Pero las compras chinas son menores a las del año previo. Y ahí los operadores granarios explican que pesaron las alertas climáticos de fines del año pasado, en cuanto a que la cosecha argentina podía ser menor a la esperada por la sequía, que afectó los cultivos locales hasta mediados de enero.
Con ese pronóstico, China buscó garantizarse soja en Brasil, que para principios de año ya podían prever que su cosecha gruesa iba camino a marcar nuevos récords, y cerró muchos negocios para embarque entre abril y mayo, desplazando a Argentina. «Lo curioso es que Brasil tiene demora de más de 30 días para cargar por el atraso en cosecha que hubo por las fuertes lluvias de febrero y marzo», dijo José Frogone, de la corredora Cortina Beruatto.
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