Feliz. El cordobés de Laguna Larga debutó en la selección y lo disfrutó, más allá de que no se ganó. Busca acomodarse en el proyecto de Martino. Cuatro años, dos meses y un día después de su debut oficial en Instituto con sólo 17 años, ese pequeño que deslumbró a todos en la histórica temporada de B Nacional que tuvo a River como principal atracción, pudo darse un lujo del cual gozan unos pocos: jugar en la selección argentina. Y en un partido de eliminatorias sudamericanas, no en un amistoso.
Paulo Dybala cumplió el martes uno de sus sueños, uno de esos que quizá parecían lejanos cuando a los 15 años casi deja el fútbol por la pérdida de “la Chancha” Adolfo, su padre. Y poco pudo disimular su rostro la felicidad que tenía luego de jugar sus primeros 20 minutos con la Albiceleste, en el 0-0 con Paraguay. “Estoy muy contento. Para mí es un orgullo poder estar acá. Traté de demostrarlo jugando al máximo”, fue lo primero que dijo el zurdo nacido en Laguna Larga. Es que no sólo fue su estreno con la selección mayor, sino que Paulo defendió por primera vez los colores de Argentina, ya que de pequeño no se le había presentado la oportunidad.
Su sonrisa, al abandonar el Defensores del Chaco de Asunción, parecía calcada a esa que tantas veces se le vio a la salida del Monumental de Alta Córdoba en cada presentación del equipo de Darío Franco. Claro, quizá su cara es lo que más conserva de aquel pequeño flaquito que debutó con la “9” de Instituto en 2011, ya que hoy tiene unos centímetros más y un físico mucho más desarrollado a partir de la experiencia en Europa y de varias pretemporadas fuertes.
“Pasó tiempo (desde el debut en Instituto), pero tampoco tanto. Está cerca. Me acuerdo todo lo que me pasó y siempre trato de disfrutar al máximo. Estar acá es muy lindo”, aseguró “la Joya”. Lo que no ocultó Dybala fue su ansiedad (y nerviosismo) hasta el momento de ingresar. Porque, más allá de que ya había estado en el banco frente a Ecuador en el Monumental, la lesión de Sergio Agüero lo dejaba a él como única alternativa a Carlos Tevez.
A los 11 minutos del complemento, el delantero de Boca chocó contra un central paraguayo y debió ser retirado con camilla. De inmediato Martino llamó a Dybala, que se sacó el buzo y comenzó a recibir indicaciones. Pero Tevez no quería saber nada con salir, por lo que tras cuatro minutos y luego de que “Carlitos” se cambiara la camiseta y el pantalón (estaban ensangrentados), le llegó la chance al cordobés.
Fue un amague para Paulo, pero una certeza de que lo más probable era que ingresara. “Son circunstancias del partido. En ese momento traté de estar tranquilo. Es un sueño esto. Es un rejunte de cosas emocionantes”, dijo. “Entré un poco nervioso. El llegar a la cancha sabiendo que podés entrar, hacer la entrada en calor, que te llamen para ingresar, todo eso… Pero cuando entré sabía que una chance iba a tener y que tenía que estar tranquilo. Por suerte me pude apoyar en mis compañeros de mayor experiencia. Más allá de que no pudimos ganar, en lo personal estoy contento por este momento”, aseguró.
La “bienvenida”
A los pocos segundos de haber reemplazado a “Carlitos”, Paulo tomó un rebote en campo argentino y, al intentar girar, Bruno Valdéz le entró muy fuerte, como si se tratara de una bienvenida. Dybala igual no se achicó, ganó una pelota presionando a la defensa local y hasta encaró en jugadas consecutivas al propio Valdéz y al capitán Paulo Da Silva. Alternó ganadas con perdidas y la más clara llegó a cuatro minutos del final: la asistencia de Erik Lamela lo puso de cara a Antony Silva, pero con la redonda acomodada para su derecha. Y el tiro se fue lejos. “Por momentos dudé cómo patear. Por desgracia se fue muy arriba. Esperemos tener otra chance para jugar y que me queden otras”, deseó.
–¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando terminó el partido?
–En ese momento estábamos buscando los tres puntos y teníamos un tiro de esquina… Por ahí uno pasa a concentrarse en eso, pero lo disfruté mucho. Jugué 20 minutos y para mí fueron los más largos.
Chico del recambio
El debut de Dybala en Instituto se dio por un cúmulo de situaciones que hicieron a Franco fijarse en el pequeño, que sólo se había entrenado una semana con el primer equipo antes de debutar. Y, aunque en un primer momento se pensó que podía ser un buen recambio para Miguel “el Monito” Fernández, la aprobación de José Theaux (por aquel entonces encargado del departamento fútbol de la Gloria) le dio la calma al DT de darle la chance a Paulo de ser titular, sin importar el “9” de jerarquía que había llegado a calzarse el mote de goleador del equipo. En la segunda fecha el zurdo anotó ante Aldosivi y lo que siguió para él en el club de Alta Córdoba ya es historia conocida.
Cuando llegó al Palermo fue para empezar la renovación de un equipo que tenía delanteros mayores a 30 años. Acomodarse le llevó un año y medio, pero luego fue clave en el ascenso y en la última Serie A para conseguir la permanencia.
A la Juventus, también llegó en un momento de recambio. Ya no están varios de los jugadores (Tevez, Andrea Pirlo y Vidal, los más representativos) que fueron clave para llegar a la final de la Champions League y para ganar el scudetto y la Copa de Italia la temporada pasada, tras varios años. En su debut oficial metió un gol y consiguió la Supercopa de Italia y, a pesar de que por delante podría tener a Mario Mandzukic y Álvaro Morata, Dybala se hace su propio lugar en uno de los grandes de Europa.
Ahora, en la selección argentina también forma parte de la generación del recambio. A eso él lo sabe, pero no se va a achicar. “Pienso que hay muchos chicos que estamos creciendo y queremos hacer las cosas bien. Cada uno en sus clubes tratan de dar lo mejor para estar acá. Y creo que lo estamos demostrando”, aseguró Dybala.
Uno de los sueños de su padre era verlo en la selección, por ello siempre lo llevaba desde Laguna Larga a La Agustina a entrenarse todos los días. “Sé que mi papá me sigue a todas partes y seguro estará muy contento, al igual que toda mi familia”, dijo Paulo, que también le mandó un agradecimiento a Instituto y sus hinchas: “La gente de Instituto tiene que saber que este logro es también gracias a ellos. Desde que me llevó mi viejo y me acompañaba mi familia todo fue importante. Pasé siete años en esa institución que me formó y me dio la oportunidad. Siempre estará en mi corazón”.
Ahora, el cordobés está de nuevo en Torino y metido de lleno en sus compromisos con su club, pero dejó en claro que no se conforma con este debut y que uno de sus próximos sueños es afianzarse en la selección. Por lo pronto, se vienen dos partidos importantes para la Albiceleste (Brasil y Colombia) y Paulo apuesta a seguir rindiendo en la Juventus para poder continuar en este proceso que recién comienza este equipo de Martino.
Fuente: La Voz
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