Suiza: el próximo rival, con estilo multicultural y espíritu alemán. El conjunto que enfrentará a la Argentina cuenta con varios futbolistas con orígenes en el extranjero, bajo la estricta dirección de Hitzfeld, que afirma: «No tenemos nada que perder»
Haris Seferovic nació en Suiza de casualidad. Sus padres huyeron de Bosnia a fines de los años 80 hartos de los coletazos de un conflicto bélico que aún hoy muestras heridas abiertas en la región. Él es uno de los 15 jugadores con orígenes extranjeros que tiene el seleccionado suizo, el próximo rival de la Argentina, pasado mañana, en el estadio Itaquerao de San Pablo.
Hace apenas unos días, la mayoría de los argentinos comenzó a escuchar anécdotas sobre Xherdan Shaqiri, la figura helvética. Entre ellas, l as de Pep Guardiola , su entrenador en Bayern Munich. Pep advirtió anteayer, durante su visita a Buenos Aires, sobre la «pegada y dinámica» del zurdo. Pero Shaqiri, además de marcar tantos y de encabezar la ilusión suiza, es un agradecido de sus orígenes: contuvo el grito de gol cuando le anotó a Albania, de donde provienen sus raíces, durante un partido decisivo de las eliminatorias camino a Brasil 2014. Nació en Kosovo y también conoce en carne propia los efectos de la posguerra.
Sobre una base multicultural construyó su equipo el experimentado técnico alemán Ottmar Hitzfeld. A cargo de Suiza desde hace seis años, el DT ya anunció que dirá adiós después de la Copa. Desde su llegada, Hitzfeld ayudó a barnizar cada vez más el espíritu alemán que no oculta el conjunto helvético. Le imprimió orden, rigidez táctica y disciplina. Esto último no es menor cuando un plantel lleva casi un mes concentrado en un paraíso: 26 grados, sol, arena y las olas del Atlántico que rompen en la orilla.
En Suiza, cuenta a La Nación un periodista que sigue al equipo en Puerto Seguro, seis de los ocho millones de habitantes del país tienen algún parentesco en Alemania. Y el torneo favorito de la gente no es el doméstico, ni la Liga española o el Calcio. Es la Bundesliga. Allí se desempeñan nueve de los 23 jugadores convocados por Hitzfeld para la aventura mundialista. Ellos son: el arquero Diego Benaglio (Wolfsburgo), Johan Djourou (Hamburgo), Ricardo Rodríguez (Wolfsburgo), Shaqiri (Bayern Munich), Granit Xhaka (Borussia Mönchengladbach), Josip Drmic (Nuremberg), Admir Mehmedi (Friburgo), Gelson Fernández (Friburgo) y Tranquillo Bernetta (Eintracht Frankfurt).
Con solo repasar los nombres se advierte la variedad de etnias: serbios, italianos, españoles, albanos, turcos, franceses. El arco iris racial también queda a la vista cuando se asiste a un entrenamiento: rubios, morenos, de rasgos árabes.
Hitzfeld designó como capitán al volante de Napoli Gokhan Inler, hijo de inmigrantes turcos. En una nota con el Canal + de Francia, que reprodujo el sitio www.swissinfo.ch , el DT argumentó su elección: «Le quise dar importancia a los jugadores con orígenes extranjeros. La diversidad representa una Suiza moderna y es señal de tolerancia».
Ante el inicio del Ramadán, el mes sagrado del calendario musulmán, se abrió un debate sobre el ayuno y otras cuestiones que deberían cumplir sus devotos, algunos de los cuales integran el equipo suizo. Pero ante las dudas, Valon Behrami, nacido en Kosovo, dio ayer su impresión: «Todos respetamos la religión, pero no es buen momento para comenzar con el Ramadán. Hay prioridades y ahora la nuestra es hacer todo a la perfección para ganarle a la Argentina».
Inler también se refirió al tema. «Hay muchos musulmanes y respetamos la religión. Lo podremos hacer después», dijo ayer el capitán durante la conferencia de prensa en el Hotel Praia Resort.
Con el correr de los años, Suiza fue adoptando como propios a varios jugadores. Incluso, hasta un argentino dejó su huella allí: Néstor Subiat, que jugó el Mundial de 1994. Ahora, apoyado en un equipo multiétnico, Hitzfeld apuesta a dar el gran salto. «No tenemos nada que perder y sabemos que podemos hacer historia», dijo el DT alemán, un meticuloso del fútbol
Fuente: La Nación
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