Lanús fue una máquina y es el único líder, venció a Arsenal por 2-1 como local y suma 13 puntos, uno más que River, su escolta. El equipo de Guillermo mostró un nivel de juego superlativo, pero Romero falló un penal y terminó sufriendo
Aquellos 20 excelentes minutos que Lanús produjo en el primer tiempo y algunas ráfagas del segundo, cuando estuvo para redondear una goleada inapelable, no merecían ese desesperado despeje de Izquierdoz cuando Arsenal, sobre el último pitazo de Delfino, solamente con el corazón que nunca le faltan a los equipos de Gustavo Alfaro, metió el juego demasiado cerca de Marchesín y se ilusionó con un empate que nada hubiera tenido que ver con lo sucedido en la mayor parte del encuentro.
Ahora que el equipo de los Barros Schelotto recuperó el liderazgo en la tabla de posiciones, deberá entender, y aprender, que nada será mejor en su camino hacia el título -es un candidato natural a la corona- que definir los partidos cuando, como anoche, el escenario es ideal para ampliar la cifra del marcador.
Lanús tardó 15 minutos en darse cuenta de que Mario Regueiro no estaba en la cancha. Durante ese lapso trató de disimular la ausencia del moreno uruguayo con las trepadas de Velázquez, pero la realidad le demostró que no era lo mismo una cosa que la otra.
A continuación, el local varió la modalidad de ataque y comenzó a buscar por la derecha, con Romero bien abierto y la conducción compartida de Chávez -el enganche- con el creciente Pizarro. Enfrente, los suplentes de Arsenal no podían disimular el hecho de que todos los titulares, excepción hecha de Campestrini, hubieran sido reservados para jugar el próximo jueves por la Copa Libertadores.
En plena ofensiva, apareció un precioso pase de Pizarro para Romero, el centro con ventaja para el receptor y Blanco, entre cuatro defensores, la desvió de zurda para gritar el 1-0. Enseguida, Pizarro volvió a asistir al delantero central y el arquero, con achique a puro riesgo, evitó el segundo.
Mientras Lanús jugaba y gustaba, Arsenal, ocupado en su rol de dominado, trataba desde el esquema 4-4-1-1 de espiar una oportunidad para acercarse a Marchesín. En el día de su debut, Mariano González, ubicado detrás de Céliz, intentaba aprovechar las proyecciones de Torres y de Aguirre, como sucedió con ese cabezazo que se fue desviado por poco.
El ganador jugaba tanto mejor que el perdedor que no le hacía falta el error de Braghieri, que pifió un rechazo y le permitió a Romero ajusticiar a un indefenso Campestrini.
Lanús dispuso de cuatro oportunidades muy claras como para redondear la goleada hasta que llegó el penal que el arquero le atajó a Romero. Durante ese lapso, Marchesín voló para la foto y se quedó con un cabezazo de Aguirre. Mientras tanto, Alfaro recurrió a Ortiz, Benedetto y Carbonero para robustecer una estructura que crujía por todos lados.
El partido se acercaba al final y nada parecía variar la realidad. Hasta que un centro voló hacia el área local, Goltz calculó mal su rechazo y Céliz terminó con el invicto de Marchesín.
El telón, está dicho, cayó en medio de una realidad que poco tuvo que ver con casi todo lo anterior. Y la responsabilidad también fue de Lanús. Es que le dio vida a Arsenal y terminó sufriendo.
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