Todo por el Pirata.Una promesa hecha por un padre y sus hijos les permitirá encontrarse hoy en Curitiba. Una viaja de Córdoba, el otro de Río de Janeiro y el otro de España.
¿Cuánto poder tiene el amor por una camiseta de fútbol? ¿De qué es capaz un ser humano amante de “un trapo”? ¿Cuál es el magnetismo que tiene un equipo de fútbol de 11 jugadores como para provocar en las personas una transformación, un milagro, una sonrisa o el llanto desconsolado?
Preguntarse esto es como tratar de descubrir cuál es el sentido de la vida misma. Es que no hay respuestas, sólo un corazón, capaz de hacer cualquier cosa por volver a sentir, otra vez, el ritmo de un tablón, el son de gargantas desaforadas declarando su amor por una camiseta.
Ese sentimiento, es el que permite las cosas “imposibles”, y no sabe de promesas incumplidas.
Como aquella que se hicieron alguna vez, un padre cordobés, Daniel, y tres de sus hijos, Leandro, Pablo y Javier. Son los Blank, fanáticos hasta la médula del Pirata.
“Cuando nos fuimos con dos de mis hermanos a estudiar y trabajar afuera, en épocas donde aBelgranono le iba tan bien en la B Nacional, nos hicimos una promesa, que si algún día nuestro equipo llegaba a disputar un torneo internacional y jugaba fuera del país, nos íbamos a encontrar en la cancha, en el lugar del mundo donde fuera”, dice desde Barcelona, España, aDía a Día, Leandro, uno de esos hermanos cordobeses.
Y ese día llegó, será este miércoles, en Curitiba, cuandoBelgranojuegue por la Copa Sudamericana ante el equipo local. Era una promesa, y como tal, en el fútbol, se cumple.
Leandro viajó desde Barcelona hacia Brasil. Su papá, don Daniel Blank, llegó en esta mañana de miércoles, a ese mismo aeropuerto con media hora de diferencia. Y un rato más tarde, llegó Javier.
Daniel salió desde Córdoba para encontrarse con sus hijos. ¿Y Pablo? Como tantos otros hinchas Piratas, se queda acá, las obligaciones laborales y familiares no le permitieron unirse a esa banda, la que fundó un padre que un día envolvió a todos en una bandera Celeste y los llevó al Gigante de Alberdi para alentar aBelgrano.
“Yo soy el menor de todos, mis otros dos hermanos son mellizos y mayores que yo, tienen 38. Voy a la cancha desde que tengo 4 años (Leandro tiene 33 y es gerente de una empresa de tecnología) y siempre vivimos con pasión ver a nuestro equipo”, señala.
Él es quien nos cuenta esto que parece imposible: los Blank de vuelta a gritar en una grada las canciones del Pirata tras 12 años de que eso no sucediera.
“Más o menos ese es el tiempo que no vamos juntos a verlo a Belgrano, mi hermano que está en Brasil (Javier es profesor en una Universidad de Río de Janeiro) y yo hemos venido para las fiestas finales del año pasado, pero esto es otra cosa”, señala entusiasmado Leo (así le dicen a Leandro) a poco de salir en vuelo directo a Curitiba.
Don Daniel tiene 68 años, cumple 69 justamente el próximo mes. Sin dudas, este viaje y este encuentro con dos de sus tres hijos para alentar aBelgrano será como un regalo de cumpleaños anticipado.
Desde acá le digo, mi querido amigo, no se conforme sólo con eso. Pídale al club de sus amores que, para octubre, le regale una segunda reunión con Daniel, Leandro y quizás Pablo. Y en Colombia. Soñar, es gratis. Y usted es testigo de que, algunas veces, esos sueños se cumplen.
Los blank, escritores piratas
La pasión por los colores de Belgrano que tienen los Blank está teñida en todos sus ámbitos. A punto tal, que entre el padre y los tres hijos han escrito relatos conjuntos sobre el Pirata que presentaron en concursos nacionales, en los cuales hasta han obtenido primeros puestos.
O sea, además de gritar en la cancha, con la pluma, también se encuentran unidos bajo esa bandera Celeste que agita don Daniel. “Empezó como una forma de contarle a la gente cómo vivíamos nosotros a Belgrano, y luego decidimos presentarlos en varios de estos concursos”, señala Leandro. Acá, un fragmento de esos relatos.
“La abuela pronosticaba los partidos. En la sobremesa del domingo sentenciaba: ¡Hoy gana Belgrano! Y ganábamos. ¡Hoy pierde! Y perdíamos. Aún en partidos jodidos como en la Bombonera contra el Boca del Diego DT. Profetizó: ¡Hoy gana Belgrano! Estuvimos media hora riéndonos de solo imaginarlo. ¡Dios te oiga! O Dios escuchó, o la vieja tenía poderes, porque al minuto nomás el Luifa dejó haciendo muecas al mono Navarro Montoya”
Ag. de Noticias: Dia a Dia
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