En un partido donde se veía en desventaja, en el resultado y futbolística, la Academia metió el 1-1 sobre el final y ahora deberá asegurarse la clasificación en Avellaneda.
La Copa Libertadores, muchas veces, no pide jugar bien sino ganar. Una derrota puede condenarte y Racing la merecía por mostrar un nivel muy lejano a su potencial y lo hecho en la ronda anterior. Sin embargo, cuando está dulce se nota y sobre el final consiguió el 1-1 ante Montevideo Wanderers, para dejar la serie servida y liquidarla en el Cilidro la próxima semana.
La gran diferencia entre las actuaciones de uno y otro en la fase de grupos, que motivaron a este enfrentamiento, fueron sin duda un dolor de cabeza para la Academia. Los Bohemios parecían tener muchísimo más estudiado el libreto y se aprovecharon del mal arranque de la visita para generarle peligro sobre Saja.
El Chino tuvo que realizar la atajada de la noche ante Bellini, que giró en el punto del penal y sacó el zurdazo que picó y obligó a la estirada del 1. Del otro lado, la única chance neta del equipo de Cocca fue una llegada de Acuña bien tapada por Burián. Bou y Milito, desconocidos totalmente en la noche uruguaya.
La segunda parte no modificaba demasiado su desarrollo hasta que llegó la sorpresa: gran combinación en el frente de ataque y disparo raso de Santos, que se coló contra el palo izquierdo de Saja. Era el 1-0 de Wanderers y toda la presión de Racing. Los ataques, con el correr de los minutos, eran desesperados e imprecisos, abusando de los centros desde las bandas para los despejes cómodos.
Bou no había brillado, hasta que en el minuto 86 cambió su rol de goleador por asistidor, para un centro perfecto a la cabeza del ingresado Brian Fernández, que fusiló para que la pelota dé en el travesaño y entre. Por lo ocurrido en el Parque Central, buen empate de Racing, con un gol de visitante incluido, para asegurar su pase en Avellaneda, aunque para ello necesite mucha más concentración y fútbol.
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