Cerrando una temporada a todo motor, Carlitos Jiménez presenta esta noche su CD 81, «La Mona sigue a full», con un baile en Forja.
No podía terminar de otra manera un año memorable para Carlitos Jiménez, más Mona que nunca, tras el éxito editorial que significó su autobiografía La Mona, que le significó las últimas instancias de reconocimiento que le estaban faltando: cantar en el escenario del Teatro Libertador y ser el gran protagonista de la Feria del Libro, la actividad cultural más convocante del interior de la República. Pero la Mona sigue y sigue y no piensa en tirar el ancla por un buen rato y mucho menos después de una temporada en la que pasó la barrera de los 80 discos. Así es que el popular Jiménez («¡poné a Jiménez!» debe ser lo más escuchado en los asados, reuniones y fiestas en esta ciudad), se anticipa como siempre a las Fiestas y lanza su número 81, que lleva por título La Mona sigue a full. Fiel a su costumbre, el estreno será en el complejo Forja, esta noche, cuando las agujas ya hayan superado la marca de la medianoche. En la continuidad de su agenda, el cordobés más famoso se presentará este viernes, en otra de sus noches del Monumental Sargento Cabral.
El imán de lo nuevo. Con una edición doble, este nuevo álbum de Jiménez cuenta con un segundo CD en el que el protagonista es su hijo y colega Carli Jiménez, quien se desempeña como vocalista del conjunto y que planea abrirse paso como solista.
El CD uno es todo del «Monarca» del cuarteto, que esta vez sale al ruedo con una extensa lista de 16 temas nuevos, donde las palabras y los sonidos siguen manteniendo su alta fidelidad con la historia, por lo que lo nuevo viene reforzado por la tradición bien monera. Monera de alma, de corazón. Con un éxito ya rodando como Prendeme la radio (la matriz cuartetera toma nota del modo Caligari de tocar el tunga tunga), el disco se abre a todo ritmo y así se mantiene por largos pasajes. ¡Poné a Jiménez! es lo primero que se oye. Y luego, la tormenta cuartetera ya no se va a detener. Es que el nuevo éxito da en el clavo, en el centro del asunto de bailar en las veredas, de cuartetear donde mande la ocasión, al tronar de un «chispero», como le dicen en algunos barrios al equipo de música. Pasado el temblor fiestero de la entrada, el disco invita con un recorrido de temas que son infaltables en esta poética de lo alegre, lo sensible y lo sensual de la Mona. Por caso, nunca quedan afuera las historias de amores prohibidos, como Mapa de amantes (nunca una mejor idea para los que gustan andar de trampa y quieren esquivar problemas), como tampoco faltan las historias de marginación y exclusión social, como en El desocupado. Y para el cierre, un justo y sentido Homenaje al Sargento Cabral, donde Jiménez construyó su leyenda.
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