Instalados desde hace una semana en Cosquín para ser los protagonistas de la noche final del festival, los “Rolling Stones del folclore” hablaron con Día a Día sobre su brillante presente, y algo más… Desde 1959, Los Manseros Santiagueños recorren el país con el bombo y la guitarra a cuestas.
Ellos se encargan de difundir con su música la esencia del folclore, nuestra tradición en su más pura presentación. Hace 56 años, Onofre Paz sembró una semilla que germinó, creció y se hizo tan grande que ni ellos mismos son del todo conscientes del éxito que hoy los envuelve. Martín Paz, hijo de Onofre e integrante del conjunto hace 10 años, le dijo a Día a Día: “Como dice mi viejo; este éxito llegó un poco tarde, ya siendo él un hombre grande. Fueron muchos años de luchar, de remarla y de golpear puertas. Tardó pero llegó. Hoy vivimos todo esto que nos pasa con mucha alegría, con mucho respeto y cosechando todo aquello que mi padre sembró en tantos años”.
Siempre fueron convocantes, pero hay una realidad que apareció hace unos cinco o seis años. De un tiempo a esta parte, Los Manseros se convirtieron en un fenómeno, hasta podríamos decir, en una leyenda viva del folclore tradicional. En la búsqueda de una razón a la explosión del conjunto en los últimos tiempos, Martín detalló: “Yo creo que son varios los factores… Por un lado, me parece que la gente valora y tiene muy presente la trayectoria del grupo. Y, por otro, creo que es un mérito de mi viejo, por esto de haber mantenido siempre un mismo estilo. Si uno se remite a los primeros discos y a los más actuales, la música sigue teniendo el mismo sonido, la misma esencia. Lamentablemente hay muchos números del género tradicional que ya no están, y cuando uno busca a eso y quiere ir hacia la fuente, están Los Manseros”.
Y agregó: “Los jóvenes también son responsables del éxito que hoy tenemos. Nos llama muchísimo la atención que una buena masa de quienes nos escuchan tenga muchos años menos que nosotros. Esto último se lo adjudicamos a que toda la gente grande que siempre consumió nuestra música, la ha ido transmitiendo a sus hijos, a sus nietos. Eso es algo fantástico, es un síntoma de que ésto -nuestro folclore tradicional- no se terminará nunca”.
Siguiendo los pasos de su padre. Martín Paz nació en el seno de una familia empapada de artistas. Mamó el folclore de pequeño, empezó a componer a los 14 años y, cuando se asomaba a pisar las tres décadas, el destino quiso que forme parte del conjunto de su padre.
Al respecto, detalló: “Siento mucho orgullo y una emoción muy grande de poder compartir esto con mi viejo. Durante estos diez años he vivido cosas maravillosas, y se que todavía queda mucho más”.
Nuevo disco en puerta. Cuando Paz habla de que lo mejor está por venir, cuenta entusiasmado los detalles de lo que será Corazón de Manseros, el próximo trabajo discográfico del grupo que saldrá a la venta en el mes de marzo. “Todas las canciones son nuevas, excepto una. Daniel Cuevas, María Eugenia Díaz, Juan Carlos Carabajal, Felipe Rojas, entre otros grandes artistas y letristas, han colaborado en esta producción que si Dios quiere estaremos presentando en el mes de mayo en Buenos Aires”, adelantó.
Más de 45 discos en la espalda, que se traducen en más de 500 canciones dentro del repertorio, hacen que el hecho de elegir la música para 90 minutos de show sea un tanto complicado. Entre risas, Martín Paz reconoce que todavía no logra comprender que -por ejemplo- Canto a Monte Quemado, que fue grabada en 1990, siga siendo un “sí o sí” a pedido del público.
“Pasaron 26 años desde que largamos esa canción, y la gente no nos deja ir si no se la volvemos a cantar. Y como ésta, muchas más que a la hora de armar el repertorio las tenemos que incluir. Mostramos lo nuevo, pero hay éxitos que no pueden faltar en cada escenario”, destacó.
Protagonistas de la última luna. A pocas horas de su presentación en Cosquín, en la noche final del festival este domingo, el cantante del cuarteto vocal reconoce: “Estamos muy contentos de volver cada año al escenario de este festival tan importante. Antes no teníamos ni el tiempo ni el espacio que uno pretendía. Con el paso de los años eso se fue revirtiendo, y fue sólo gracias a la gente. Nosotros siempre hemos tenido un perfil bajo, de no hacer demasiado alarde cuando a uno le va bien. Hay artistas que en buena hora tienen mucha más prensa que nosotros. Sin embargo, nosotros tranquilitos, calladitos, hace varios años que venimos marcando el récord en Jesús María. Nosotros el único marketing que tenemos son nuestras canciones. Y por supuesto, el boca a boca, la gente, ellos nos pusieron en el lugar que hoy estamos”.
PING PONG con Martín Paz
-Un momento en tu carrera
-Cuando actuamos para un aniversario de Santiago del Estero ante 100 mil personas, y cantamos Añoranzas que es el himno a Santiago. Ese momento fue inolvidable.
-Un disco, entre los más de 45… tu preferido
-Tiempo Chango de 1984. Fue el último disco que grabó Cuti Carabajal como integrante de Los Manseros. Fue disco de oro. La frescura de esas canciones me remontan al tiempo de mi infancia… ese disco es especial para mi.
-Una canción
-Dulcemente me Recuerdas. Esta canción me genera algo muy profundo porque es un tema que compusieron mis viejos. La música es de mi papá y la letra es de mi mamá, Silvia Balliardini. Ella compuso muchas canciones junto a mi padre cuando todavía estaban casados. Hace 38 años que se separaron.
-Tu pilar, tu sostén
Mi familia, mis hijos.
-Un artista
No puedo nombrar sólo a uno. Hay una persona a quien le tengo un profundo respeto y cariño, que es Cuti Carabajal. Lo adoro. Siempre me emociono cuando hablo de él porque es un ser maravilloso y para mi es como de la familia. Lo admiro profundamente.
Otra persona a la que quiero mucho es a Jorge Rojas, con quien he compartido momentos inolvidables. Uno más es Mario Alvarez Quiroga, él es alguien que me marcó a fuego en la composición. Cuando escuché por primera vez Penas y Alegrías del Amor, me marcó muchísimo con ese ritmo, ese género. Él fue fundamental en mi formación como compositor.
Fuente: Dia a Dia
Comentar post