Joaquín Sabina, adorado emblema de la canción iberoamericana que el miércoles en Tucumán iniciará una serie de 13 conciertos en la Argentina, no ocultó su desgarramiento por la crisis que asola a España y, en cambio, sostuvo que «en Latinoamérica hay una serie de procesos sociopolíticos interesantes».
«Mientras Europa está un poco fosilizada, para bien o para mal Latinoamérica está más viva», comparó el cantautor en charla telefónica con Télam desde la ciudad de Santiago de Chile donde actuará esta noche en el primero de los shows de un tour sudamericano.
Después de ironizar sobre el sacudón del planeta, que el viernes tuvo su epicentro en Japón y aún tiene en alerta a Chile, «lo que me hace sentir como parte de la orquesta del Titanic» -bromeó- ponderó la actitud de los pueblos latinoamericanos para hacer frente a los problemas.
«Ustedes son expertos en crisis y quizá por ello la gente no se ha rendido nunca», reflexionó el compositor, guitarrista y cantante que imprimió una nueva manera de abordar la canción de autor desde una actitud más mundana con la que no resignó hondura, testimonio ni belleza.
El artista, de recientes 62 años, sostuvo sobre la situación española que «con esta crisis atroz está habiendo una derrota muy dura de la socialdemocracia, del Estado de bienestar y de la izquierda en general y, a la vez, un crecimiento de la derecha y eso es algo que me produce un terrible desgarro».
Del presente de su tierra al panorama europeo, abundó que «no se ve un proyecto alternativo que tenga en cuenta las necesidades de las mayorías y sí, en cambio, los intereses de los bancos».
Atravesado por esta coyuntura que también aborda en sus habituales columnas versificadas para Público («un periódico de izquierdas donde opino sobre cuestiones políticas y sociales», según detalló sobre su participación en el diario que nació en septiembre de 2007), este juglar de la desmesura refirió a su idílica vinculación con el público argentino.
«Cuando empecé a ir por allí -arriesgó- tenía un público claramente ‘psico-bolche’, pero ahora ese abanico se ha abierto mucho, ha sido una gota de aceite que se ha ido ampliando». Joaquín atribuyó ese crecimiento cuantitativo del público que goza de su obra y se desvive por disfrutarlo en directo. «La gente aprecia el amor verdadero que siento por la Argentina y eso a lo largo de los años se ha ido confirmando como una sincera verdad», afirmó.
En esa percepción acerca de sus seguidores locales, agregó que «ahora se ha sumado mucha gente muy joven y a mis conciertos también vienen pibes de barrio y unas chavalitas con tremendas minifaldas».
Para revalidar las sensaciones de esta relación, el miércoles en el Auditorio Monumental de San Miguel de Tucumán comenzará un tour local que continuará el sábado 19 en el Club Liniers de Bahía Blanca y dos días más tarde en el Polideportivo de Mar del Plata.
El miércoles 23 y el jueves 24 tendrá las primeras dos noches en el estadio porteño Luna Park, el sábado cantará en el Metropolitano de Rosario, el martes 29 cruzará el Plata para estar en el Estadio Charrúa de Montevideo y el jueves 31 regresará para presentarse en el Orfeo de Córdoba.
Ya en abril, entre el 2 y el 10, el autor de gemas como «Con la frente marchita», «Ruido», «Peor para el sol» y «Donde habita el olvido» encadenará media docena de actuaciones que lo devolverán al Luna Park de Buenos Aires.
«Volver a Luna Park es algo que favorece a la música porque los conciertos en Boca (donde tocó en sus últimas visitas) son muy emocionantes y tremendos, pero más bien se trata de especies de fiestas del reencuentro de la tribu», reflexionó el creador que en 2001 sufrió un leve infarto cerebral.
Enseguida y aunque deslizó entre risas que «si no se me oye termina ganando el espectáculo», confió que como fruto de estas mudanzas de recinto «en verdad estamos tratando de acabar desembocando nuevamente en el Gran Rex» (teatro del centro porteño donde realizó la mayoría de sus conciertos).
Para cerrar el capítulo que lo liga a los argentinos, comentó que «a veces me he dedicado casi exclusivamente a Buenos Aires, pero me encanta salir a provincias porque allí también hay un público muy receptivo y muy cómplice».
Consultado acerca del repertorio que asumirá en «El penúltimo tren» y motivado por «una demanda para que volviéramos que no hemos querido ni podido eludir», Sabina apuntó que «tendrá el mismo formato de los recitales que hicimos para presentar ‘Vinagre y rosas’ durante 2010, pero con algunas canciones diferentes».
El también poeta y dibujante reveló que las giras son momentos fecundos para la composición porque «tienen unas descargas de adrenalina muy intensas y eso favorece a la hora de ponerse creativo y, además, porque hay mucho aeropuerto, mucha espera y mucho hotel y como ya no salgo por las noches, me la paso escribiendo en servilletas y papeles».
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