Deslumbró en River el extraño mundo de Robert Smith. Muchos adultos de más de cuarenta años recuerdan que hace 26 años la banda británica del momento pisaba por primera vez nuestro país
Un fenómeno que en los ’80 no sucedía con frecuencia. Hoy ya convertidos en leyenda, la banda liderada por Robert Smith volvió para recompensar ese cuarto de siglo de espera demostrando lo mejor de su extensa carrera en un show de tres horas y media.
Noche fría en Nuñez, mucho color negro en los alrededores y una cuenta regresiva que parecía interminable. La ansiedad terminó a las 21.30 horas con la apertura de “Plainsong”, seguida por “Pictures of You”, aunque la bomba que hizo despertar a las casi 45 mil personas que asistieron a River fue “Lullaby”, poniéndolos a bailar y saltar en algunas ocasiones.
Sobre el escenario, un Robert Smith muy contento pero silencioso esbozaba una amigable sonrisa entre tema y tema, dando a entender que a pesar del frio y el poco movimiento del público él estaba disfrutando del show. Vestido de negro, como le es costumbre, y con su peculiar peinado batido que nunca abandonó pese al paso de las modas, marcó indicaciones a los técnicos, bailó y se dio el gusto de mandarse un gran solo en “A Forest”.
Un punto destacable y comentado por los fans al despedirse del estadio es el envidiable estado de voz de Smith: pese a algunas dificultades para llegar a los agudos -que por momentos combatió cantando una octava más abajo- sigue teniendo el mismo timbre. Ese sonido encantadoramente quebradizo que, en contraste con muchos artistas consagrados de su edad, nunca perdió la magia.
Al cabo de una hora y media de show, sonó la canción que daba pie al día, “Friday I’m in Love”, generando uno de los pocos pogos que hubo sobre el campo de River. El final de la primera etapa llegó con la movida y amorosa Desintegration, la manera perfecta que tuvo The Cure para abandonar el escenario por primera vez después de dos horas ininterrumpidas de canciones pero prometiendo volver por más.
Después de algunos minutos de descanso, los ingleses volvieron a escena para regalarle al público un trío psicodélico, oscuro y casi instrumental: “The Kiss”, “If Only Tonight We Could Sleep” y “Fight”, dando así otro corte de descanso.
A la tercera vuelta, el show no podía estar completo si no sonaban clásicos como “Close To Me”, “Let’s Go To Bed” o “Why Can’t I Be You?”. Ya lo habían prometido antes de comenzar este “LatAmTour”: ellos iban a cubrir cada grieta, cada espacio, cada rincón de los deseos más profundos de sus fanáticos. “The Lovecats”, “Hot Hot Hot!!!”, “10:15 Saturday Night” y la esperadísima “Boys Don’t Cry” fueron parte del extenso repaso que la banda llevó a cabo.
Para cerrar el tercer set y dar fin a este glorioso regreso al sur de Sudamérica, The Cure cerró su amplio setlist de cuarenta temas con “Killing an Arab”, dejando abierta la posibilidad de volver con un “nos vemos pronto, Argentina”.
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