Al menos 30 personas murieron y 90 están desaparecidas en el sureste de Queensland, mientras la masa de agua avanza a través del río Brisbane y embiste a la capital del mismo nombre.
En esa ciudad, la tercera del país, con 2 millones de habitantes, están amenazadas hasta las primeras de hoy miércoles -hora local- unas 9 mil viviendas, mientras 6 mil personas ya fueron obligadas a dejar las suyas.
El recuento oficial habla hasta hoy de diez muertos confirmados, pero organismos de socorro elevan el número a 30, en parte por los cuerpos arrastrados por las aguas, y que no pudieron ser recuperados.
En Brisbane hay inundaciones en unos 30 puntos de los suburbios y el centro de la ciudad, y el desastre empeorará con el paso de las horas, a medida que avance la masa de agua, que llegará a 4,5 metros y podrá subir hasta 5,5.
Los supermercados permanecieron abiertos durante la noche pasada, pero escasean el pan, leche, frutas y verduras.
La primera ministra de Queensland, Anna Bligh, prometió en conferencia de prensa, en la que estuvo acompañada por la primera ministra del gobierno nacional, Julia Guillard, que afrontará la emergencia con todos los recursos a su alcance.
Advirtió que la situación «será muy dura para la comunidad».
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