«Máxima es una bendición», dijo Beatriz en su última cena como reina. En la gala de despedida, la monarca holandesa elogió a su heredera argentina, que se puso un vestido repetido
Apenas unas horas faltan para que Máxima Zorreguieta se convierta en la reina de Holanda lo que, en palabras de Beatriz, será «una bendición» para la familia real. Así lo afirmó la madre de Guillermo en la víspera de su abdicación, durante una cena de gala en el Rijmuseum de Amsterdam al que asistieron miembros de familias reales de distintos países.
El evento invitaba a un cierre de 33 años de reinado por parte de Beatriz de Holanda que abdicará a las 10.30 de la mañana hora local (5.30 de Argentina). La fiesta se inició el lunes por la noche con un baile de gala al que asistieron el príncipe heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, y su esposa, Letizia; con un vestido negro de Felipe Varela y una tiara floral, el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero del trono británico, y su esposa Camila, entre otros.
Por su parte, Máxima, que repitió vestido, se mostró junto a su marido Guillermo y recibió múltiples elogios de las familias reales que asistieron.
«Confío plenamente en la capacidad de Guillermo Alejandro en cumplir con plena satisfacción las tareas que le esperan como futuro Rey», dijo la reina Beatriz en un discurso, un día antes de abdicar. «Para ello, será fundamental el apoyo de Máxima», que será reina consorte, de la que destacó «su gran corazón y sus sentimientos puros», lo que calificó de «bendición» para la familia real.
La entronización. Teñida de naranja -en referencia a la dinastía reinante de los Orange- Amsterdam está lista para la fiesta. El ayuntamiento prevé que más de un millón de personas -vigiladas por 10.000 policías- acudirán al evento, que tendrá un costo de 11 millones de euros, consignó la agencia internacional AFP.
«Será un día histórico en nuestro país ante la presencia de dos mil invitados. Será una fiesta para nuestros ojos y oídos. Estamos ansiosos por compartir esta celebración con el resto del mundo», señaló el primer ministro holandés Mark Rutte.
Beatriz de Holanda, que volverá a ser Princesa tras 33 años en el trono, saldrá a saludar desde el balcón a los presentes en la plaza, flanqueada por su hijo y nuera, los nuevos reyes. La hija mayor de ambos, Amalia, pasará a llamarse Princesa de Orange, título de la heredera.
Luego dará inicio la ceremonia oficial de entronización de Guillermo-Alejandro en la medieval Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), que ya estaba cubierta de flores de colores, como corresponde en Holanda, donde son símbolo nacional.
En esa misma Iglesia el primogénito de la reina se casó con Máxima Zorreguieta, argentina, hace poco más de once años. Vestido de frac y cubierto de un manto de armiño, el príncipe, de 46 años, jurará «ante los pueblos del Reino observar y respetar siempre el Estatuto del Reino y la Constitución».
Como explicó la Casa de Orange, en Holanda un «nuevo rey no es coronado, sino investido». Guillermo-Alejandro se convertirá así en el primer rey varón de Holanda de los últimos 123 años. Junto a su esposa, conformará la pareja real más joven de las monarquías occidentales.
«El es un hombre de una nueva generación completamente preparado para su nuevo papel», señaló Fred de Graaf, presidente del Senado de Holanda. «Tiene una gran experiencia internacional», añadió.
A la ceremonia asistirán 20 delegaciones de las casas reales del planeta, entre ellos el príncipe heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, y su esposa, Letizia; y el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero del trono británico, y su esposa Camila, Príncipe Felipe y la princesa Matilde de Bélgica, el príncipe Alberto II de Mónaco.
También asistirá al evento la princesa Masako, la esposa del príncipe heredero de Japón, Naruhito, en lo que constituye su primer desplazamiento al extranjero en siete años. Unos 80 periodistas japoneses se desplegaron para mostrar lo que parecería una mejoría de la princesa.
En momentos en que la monarquía enfrenta cuestionamientos crecientes, «la ceremonia del martes «reforzará esta institución», consideró De Graaf en diálogo con AFP.
Un 69% de los holandeses confía en que Guillermo-Alejandro será un buen Rey, según un sondeo de la televisión Nos, divulgado un día antes de la entronización. Un año atrás eran 59%.
El príncipe pertenece a una generación de herederos consciente de los desafíos que enfrentan las monarquías. Fue uno de los primeros que se casó por amor con una joven sin sangre azul, que además no era holandesa, sino sudamericana.
«Los holandeses han sucumbido a los encantos de Máxima: es inteligente, pragmática y de una simpatía arrolladora», se entusiamó De Graaf.
Pero no fue así desde el inicio. La clase política holandesa y la mayoría de los ciudadanos veían con suma preocupación la elección de su heredero, por el pasado del padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, secretario de Agricultura durante la dictadura militar argentina (1976-1983).
«Fue difícil. Generó mucho revuelo. Finalmente se decidió que el padre no viniera a la boda. Esta vez, para evitar nuevos debates, Máxima se adelantó al anunciar que sus padres tampoco asistirían a la entronización», contó De Graaf.
Por la noche, Guillermo-Alejandro dará un paseo junto a Máxima y sus tres hijas, Amalia , Alexia y Ariane, por los canales de Amsterdam. A partir del martes, todas las miradas estarán puestas en la pareja, la primera de su generación en Europa en convertirse en reyes del siglo XXI.
Decenas de argentinos viajaron a Holanda en los últimos días. «Lo de Máxima es una maravilla para nosotros los argentinos, después del Papa. Esto es lo más», dijo a AFP Rosa Poggy, una de las recién llegadas en referencia a la reciente elección del papa argentino Francisco, compatriota de quién será, en pocas horas, reina de Holanda.
Comentar post