Esta semana el Gobierno colombiano reconoció que organizaciones criminales ligadas al narcotráfico plantean una amenaza real para un total de 67 municipios colombianos, entre ellos 8 capitales departamentales, en las elecciones regionales de octubre próximo.
El ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, presentó un «mapa de riesgo» y señaló que se va a difundir «para que se tomen todas las precauciones de cara al debate electoral que se avecina».
El domingo 30 de octubre los colombianos están convocados a las urnas para elegir a sus gobernadores, alcaldes, concejales, diputados departamentales y ediles locales.
Las capitales departamentales en riesgo, según el listado que presentó el ministro, son Medellín, Arauca, Montería, San José del Guaviare, Santa Marta, Villavicencio, Cúcuta y Sincelejo.
«En estos sitios hay la intención de estas organizaciones criminales de incidir en el proceso político para la elección de los próximos alcaldes, gobernadores, asambleas y concejos municipales», denunció el alto cargo citado por la agencia EFE.
Las amenazas que se ciernen sobre esos comicios regionales provienen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de distintas bandas criminales (Bacrim, como las llaman las autoridades) que actúan en varias regiones, precisó Vargas.
Según él, los riesgos electorales pueden generar participaciones atípicas, anomalías por votos blancos, nulos o tarjetas no marcadas, así como limitaciones a la competencia electoral.
Las Bacrim se han convertido en la nueva prioridad en materia de seguridad para el Gobierno que preside Juan Manuel Santos, ya que ellas mismas se atribuyeron unas 400 víctimas mortales durante 2010.
Según datos de organizaciones no gubernamentales, el año pasado se cometieron más de 600 acciones violentas, frente a unas 350 de las FARC, y fueron asesinadas unas 600 personas solo en el departamento de Córdoba (norte), cuna de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que se desarmaron entre 2003 y 2006.
El ministro de Defensa del país, Rodrigo Rivera, alertó recientemente de que las relaciones entre esos grupos y las FARC «son cada vez más estrechas».
Actualmente hay zonas donde las FARC confluyen con las nuevas bandas criminales: Córdoba (norte) Cauca y Nariño (suroeste), Catatumbo (este) y Caquetá (sur), todos ellos en áreas estratégicas para el negocio del narcotráfico.
La ONG Corporación Nuevo Arco Iris, especialista en analizar el conflicto armado colombiano, afirmó que hay «pactos de no agresión» entre las bandas herederas de los paramilitares y las FARC en algunas de las citadas zonas, y «acuerdos» para permitir la movilización de la cocaína en algunos corredores estratégicos.
Comentar post