A 98 ascendió el número de muertos como consecuencia del sismo que estremeció Nueva Zelanda, pero la cifra aumentará ante las escasas posibilidades de hallar sobrevivientes.
Según fuentes policiales, aún están desaparecidas 200 personas entre las ruinas de edificios en Christchurch, la ciudad más afectada.
El sismo de 6,3 grados arrasó la localidad y las autoridades temen que decenas de personas estén atrapadas entre los escombros.
Las brigadas de rescate trabajan duramente entre las ruinas de varias instalaciones, entre ellas la destruida catedral de esa población de cerca de 400 mil habitantes.
El primer ministro neozelandés, John Key, afirmó que las informaciones que se reciben indican que la cifra de víctimas mortales puede ascender en las próximas horas.
Junto a la policía y el Ejército colaboran brigadas especiales procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Singapur y Taiwán.
Tras un balance preliminar, las pérdidas se estiman en unos ocho mil millones de dólares, algo sin precedente en la historia de Nueva Zelanda.
Las autoridades decretaron el toque de queda en Christchurch y la emergencia nacional en todo el país.
El terremoto de este martes ocurrió a cinco kilómetros de Christchurch, segunda ciudad del país, y a una profundidad de cuatro kilómetros, lo que multiplicó su efecto devastador.
Numerosas réplicas de menor magnitud continúan ocurriendo y provocan temor y la detención momentánea de las labores de rescate.
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