Tras la marcha y la represión, los líderes estudiantiles fueron a dialogar con el gobierno después de la poco productiva cita en La Moneda a principios de mes y que determinó el congelamiento de las negociaciones hasta esta semana.
La marcha número 36 que llevaron adelante ayer los estudiantes en Santiago fue una muestra más de la alta convocatoria y apoyo que tiene el movimiento, aun cuando ya son más de cuatro meses de paros y tomas. La masividad también se expresó en las regiones, donde miles de jóvenes volvieron a cantar el ya clásico «y va a caer y va a caer la educación de Pinochet».
La caminata callejera que comenzó a eso de las 10 de la mañana en el frontis de la Universidad de Santiago fue la antesala de la primera reunión de la mesa de trabajo que los líderes estudiantiles aceptaron conformar, bajo ciertas condiciones –como participar activamente en el desarrollo de leyes educativas, transparentar las actas de las reuniones y conocer el presupuesto que el gobierno de Sebastián Piñera entregará a Educación en 2012–, pues reconocen que no «confían en el gobierno».
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), cuya vocería la tienen Camila Vallejo, de la Universidad de Chile, y Giorgio Jackson, de la Universidad Católica, ha exigido al ministro de Educación, Felipe Bulnes, que cumpla el compromiso de mostrarle el monto de la partida de su cartera para el próximo año, petición que el ministro vocero de La Moneda, Andrés Chadwick, calificó de tan sólo «un impulso de carácter juvenil».
En ese escenario lleno de dudas salieron otra vez los estudiantes a las calles bajo la atenta mirada de Carabineros que observaba cómo las tradicionales batucadas, bailes, disfraces y lienzos con leyendas alusivas al movimiento coloreaban la Alameda, la tradicional avenida que corta Santiago en dos.
A esa hora, un grupo menor de manifestantes iniciaba un recorrido no autorizado desde plaza Italia al centro, pero que no fue repelido por las fuerzas policíacas. Pero de un momento a otro, de la calma al caos. La marcha oficial debió ser interrumpida debido a fuertes enfrentamientos entre jóvenes de rostro cubierto y carabineros en el ya típico epílogo de otras jornadas similares.
Mientras la autoridad señaló que las escaramuzas fueron provocadas por manifestantes que no respetaron el trazado dispuesto por la intendencia, los organizadores acusaron provocación de carabineros, esto debido a que nunca quedó del todo claro el límite autorizado, lo que llevó a la confusión a quienes encabezaban la caminata, que fueron reprimidos con carros hidrantes y bombas lacrimógenas.
«No hubo voluntad, nosotros hemos estado cediendo todo el tiempo, entonces somos capaces de dialogar, somos capaces de ceder al recorrido, pero ya es el colmo que se nos reprima de esta forma», indicó Vallejo. «Carabineros tendría que haber colaborado para guiar la manifestación o controlarla, pero no reprimirla», añadió, tras cifrar en unos 150 mil los participantes.
Así las cosas, el acto cultural que se debía llevar a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile jamás se realizó, generando la molestia de los universitarios y secundarios. «No hubo caso, la violencia por parte de carabineros fue lo que inició los disturbios. Esperamos que se haga una autocrítica por parte del gobierno», agregó Jackson.
Desde la otra vereda, la intendenta metropolitana, Cecilia Pérez, dijo que reevaluará la relación con los dirigentes estudiantiles luego de los incidentes. «Cuando te faltan a la palabra, las confianzas se quiebran», dijo en un canal televisivo. Tras el lamentable episodio, donde un grupo de «encapuchados» saqueó un supermercado, quemó un auto y se registraron más de cincuenta detenidos, las miradas se trasladaron al Ministerio de Educación, lugar donde los líderes estudiantiles llegaron a media tarde para dialogar con el gobierno tras la poco productiva cita en La Moneda a principios de mes y que determinó el congelamiento de las negociaciones hasta esta semana.
La idea del ministro Bulnes de «volver a clases» mientras siguen las tratativas chocó en la previa con el llamado de la Confech de cerrar el primer semestre, pero movilizados y no entrar a clases en la segunda parte del año, a menos que existan avances concretos en estas mesas de negociaciones. Ambas posturas mantuvieron la expectación de la esperada cita. En paralelo, Piñera anunciaba que horas más tarde, usando todo el aparataje comunicativo del gobierno, daría a conocer por cadena nacional de radio y TV la Ley de Presupuesto.
«La gente está expectante con lo que va a pasar con la Ley de Presupuesto, porque es la instancia propicia para hacer los cambios a la educación pública, gratuita y con más calidad y para terminar con el lucro en la educación», sostenía Vallejo antes de perderse en los salones del ministerio.
Trascendidos a esa hora de la tarde hablaban de que Educación se llevaría, por primera vez, la partida más grande del gasto público chileno, superando incluso a los ministerios del Trabajo y Salud. El año pasado, esa cartera obtuvo 11 mil millones de dólares, lo que fue conformado en cuanto a las cifras (11.650 millones de dólares + 7,2 por ciento).
Exactamente a las 19.50 terminó la reunión. El primero en hablar fue el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, quien reconoció que fue una reunión «tensa y difícil». Dijo además que el gobierno no se pronunció afirmativamente sobre las peticiones para recalendarizar el año escolar, ni en tener acceso al texto del Presupuesto 2012. Eso fue refrendado por Vallejo y Jackson, quienes informaron que en la próxima reunión se hablará de la gratuidad en la educación. «Está claro que habrá una segunda instancia donde se va a discutir el tema de la gratuidad. Desde la Confech vamos a presentar nuestro proyecto en este sentido, el que hemos estado preparando desde hace bastante tiempo», remarcó Vallejo.
También hubo reclamos por parte de los estudiantes, pues no había cámaras ni un actuario que tomara apuntes de lo que aconteció en la cita.
Los secundarios, en tanto, al igual que los universitarios, condicionaron la vuelta a clases a la concreción de avances reales.
Finalmente, el ministro Bulnes señaló que «todos los temas son importantes, pero no podemos verlos al mismo tiempo». Agregó que la recalendarización en las universidades no se hará hasta que los estudiantes regresen a clases, situación que estaba dentro de las expectativas del gobierno acerca de este primer encuentro. Lo cierto es que mucha agua tendrá que pasar bajo el puente para que el conflicto acabe, como quedó de manifiesto ayer. Para el próximo jueves se anunció una nueva marcha general, todo en un escenario donde el 89 por ciento de la ciudadanía apoya las reivindicaciones educativas chilenas.
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