“La despenalización no es una ley promarihuana”. Uruguay inicia en estos días la primera experiencia a nivel mundial que pone en manos del Estado la producción, distribución y venta de marihuana. El objetivo es reducir el comercio ilegal y el narcotráfico. Para Juan Raúl Ferreira, es un ejemplo y no aumentará el consumo.
El 10 de diciembre de 2013, el Senado uruguayo dio sanción a la ley que convirtió al país oriental en el primero de todo el mundo en despenalizar toda la cadena de elaboración, venta y consumo de cannabis, es decir de la marihuana, y ponerla en manos del Estado.
El 24 de diciembre, la norma fue promulgada por el presidente José Mujica, y el martes pasado entró en vigencia la reglamentación de la ley que permite a los uruguayos, entre otras cosas, comprar hasta 40 gramos de marihuana por mes, y tener hasta seis plantas de cannabis por hogar, siempre que sean mayores de edad, residentes en el país y se hayan registrado previamente como consumidores de la sustancia.
Hasta ahora, en Uruguay no estaba penado el consumo de marihuana, pero sí la comercialización. A pesar de ello, el mercado de esa sustancia movería en ese país unos 30 millones de dólares al año, y encuestas señalan que alrededor del 20 por ciento de los habitantes usó o usa cannabis.
De visita en Córdoba para disertar en la apertura del ciclo lectivo del Instituto Universitario en Ciencias Biológicas de Córdoba, el presidente de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo de ese país, Juan Raúl Ferreira, dialogó con La Voz del Interior sobre las razones que llevaron a Uruguay a despenalizar la marihuana y los desafíos que eso conlleva.
Fuente: La Voz
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