La economista y ex guerrillera Dilma Rousseff se convirtió hoy en la primera mujer presidenta de Brasil y prometió trabajar obstinadamente para erradicar la miseria y dar prioridad a la región suramericana y los países emergentes en su política exterior.
La asunción de Rousseff también marcó un emocionado final de ocho años de mandato de su mentor político, Luiz Lula da Silva, quien le pasó la banda presidencial en el Palacio del Planalto, ante una multitud que soportó una fuerte lluvia en la Explanada de los Ministerios de Brasilia.
«Voy a honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos», dijo Rousseff en su discurso al jurar el compromiso constitucional en el Congreso.
El pulso del discurso de Rousseff fue la continuidad y la exaltación de la figura de Lula, el presidente más popular de la historia de Brasil, con 87%.
Después de destacar el avance social de las clases más bajas durante el gobierno de Lula, del que fue jefa de ministros, Rousseff dijo que su objetivo central será trabajar «obstinadamente para erradicar la pobreza extrema o miseria».
Vestida con un tallieur color marfil, Rousseff dijo que dará prioridad a la lucha contra la pobreza y también trabajará para mantener lo que llamó «valor» de la sociedad, la estabilidad que permite el control de la inflación, a la que calificó como una «plaga».
«No descansaré mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa, mientras haya familias en las calles, mientras haya niños en las calles abandonados. La familia es el alimento, la paz y la alegría. Este es el sueño que voy a perseguir», dijo Rousseff.
Comentar post