El papa Francisco conmemoró ayer la Pasión de Cristo en el Coliseo de Roma, colmado por 20 mil personas que asistieron al tradicional Vía Crucis. En su oración, el religioso lamentó la “vergüenza” de que los jóvenes hereden en el futuro “un mundo fracturado por las divisiones y las guerras” de la generación actual.
El papa Francisco estuvo presente en el antiguo anfiteatro romano para presidir la escenificación de las 14 estaciones de las que consistió el camino a la cruz de Jesucristo. El Sumo Pontífice, de 81 años, no participó en la procesión, pero siguió los hechos desde un podio, ubicado delante de una cruz gigante iluminada con velas.
Al final de las dos horas de ceremonia, Francisco se dirigió a la multitud y expresó “vergüenza” por dejar a las jóvenes generaciones “un mundo fracturado por las divisiones y las guerras”.
“Nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras, un mundo devorado por el egoísmo en el que los jóvenes, los niños, los enfermos, los ancianos son marginados”, lamentó el Sumo Pontífice.
El Papa quiso dedicar el año a los jóvenes, cuyas preocupaciones estarán en el centro de un sínodo (reunión de obispos del mundo entero) en octubre próximo.
Como lo hizo el año pasado, Francisco enumeró en su oración final los múltiples motivos de “vergüenza”, como las personas engañadas “por la ambición y una vana gloria”.
También fustigó “la lepra del odio, del egoísmo, de la arrogancia”, estimando que “sólo el perdón puede vencer el rencor y la venganza, sólo el abrazo fraternal puede disipar la hostilidad y el miedo del otro”.
El Viacrucis en el Coliseo estuvo bajo una vigilancia particular, así como la misa de Pascua el domingo en la plaza San Pedro, dos eventos en que se prevé el despliegue de pórticos de seguridad.
Comentar post