Jaqueline Lisboale escribió una carta al Pontífice porque en la Iglesia no la autorizaban a cumplir con uno de los 7 sacramentos. Francisco la llamó y le pidió que vaya a otra parroquia. El sacerdote que se había negado a cumplir con el rito se fue de la Iglesia para casarse
«Hola, habla el padre Bergoglio«, escuchó del otro lado de la línea el esposo deJaqueline Lisboa, una mujer de Santa Fe que hace nueve meses le envió una carta al Pontífice pidiéndole ayuda por una situación particular. Emocionada, ella agarró el teléfono y escuchó la voz de Francisco.
«A mí no me dejaban confesarme ni comulgar porque supuestamente vivía en pecado.Mi marido es divorciado y a mí me decían que no me podían dar la comuniónporque cuando volvía a mi casa volvía a estar en pecado», relató Lisboa en diálogo con radioLa Red.
Julio Sabetta, esposo de Jaqueline, está divorciado. Se casaron hace 19 años en un registro civil, pero de acuerdo a laparticular visión de un sacerdote de San Lorenzo, Santa Fe, la mujer no podía ser comulgada porqueno estaba en regla con las doctrinas canónicas.
«Me casé con mi señora por lo civil, tuvimos dos nenas que tomaron la comunión y confirmación en tiempo y forma. Somos católicos y creemos en Dios. No somos de ir todos los domingos a la Iglesia, pero cuando tenemos alguna urgencia vamos a pedir. Además, todas las noches agradecemos por la familia y por el trabajo«, contó Sabetta en diálogo conVorterix.
La idea de enviarle una carta a Francisco surgió de una amiga de la pareja en septiembre del año pasado. El lunes recibieron el llamado desde el Vaticano y ella atendió con lágrimas en los ojos. Ya les había advertido a los integrantes de su familia que si llamaba el Papa no había que «tomarlo para la chacota». Estaba convencida de que el Padre iba a leer su carta. Y así fue.
Con su humor característico, Francisco tomó el caso de esta pareja y le dijo a Jaqueline: «Algunos son más papistas que el Papa, andá a otra Iglesia y confesate que no hay ningún problema«. Más allá de la humorada, el Santo Padre indicó que el caso serviría para plantear la discusión en el seno del Vaticano.
Paradójicamente, el cura que le negó la confesión y la comunión a Jaqueline dejó la Iglesia para casarse. Jaqueline esperará ahora que baje la repercusión mediática de su caso y concurrirá a otra parroquia para cumplir, como cualquier otro fiel, con la eucaristía.
La comunión en la misa
Desde el momento en que Francisco tomó la audaz decisión de pedir a las diócesis de todo el mundo que consulten a los fieles sobre los temas referidos a la familia con miras al Sínodo convocado para octubre, trascendieron algunos de los resultados, aunque no de modo orgánico ni general.
El cuestionario enviado por el Vaticano es muy preciso y amplio a la vez, y repasa todas las temáticas referidas a la moral sexual, la contracepción y la familia. Una de las revelaciones que trajo la consulta es que la norma sobrela prohibición de comulgar que pesa sobre los divorciadosvueltos a casares cada vez menos aplicada en la práctica.
De hecho, no existe, en la mayor parte de las Iglesias, un control de si las personas que se acercan a comulgar están en condiciones de hacerlo según la norma; eso queda más bien librado a la conciencia de cada católico.
En concreto, la disciplina en materia de «divorciados-casados en segundas nupcias» se ha suavizado mucho. Y la prohibición, que en los papeles sigue vigente, se convierte de este modo en un símbolo de la falta de adaptación de la doctrina católica a la evolución de las costumbres.
Quizá el gesto del Papa se explica por esto. Su llamado a Jaqueline para autorizarla a comulgar, asegurándole queno está haciendo nada malo, se parece más a un reconocimiento de una realidad instalada, que a una decisión de reforma drástica. Resulta más una adaptación a lo que ya sucede, que una novedad.
Por lo general, las respuestas a la encuesta vaticana revelan que los fieles consideran «impiadosa» la actitud de la Iglesia hacia quienes volvieron a contraer matrimonio tras un primer fracaso y sonexcluidos de la comunión. Y que en muchas diócesis existe incluso una modalidad no declarada pero ampliamente practicada de readmitir a la comunión a estas parejas, luego de una entrevista con el sacerdote.
El padre José Carlos Caamaño, secretario académico de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA), manifestó aInfobaeque «en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio se habla que ante esta situaciónhay que evaluar cada caso en particular«.
«A nosotros nos faltan datos para hacer una evaluación, pero el Papa los tiene seguro;él sabe aspectos del problema que lo llevó a firmar lo que firmócomo la conciencia de la mujer o todos los aspectos que lo llevaron a que firmara eso. Él conoce una situación particular y dio respuesta a ello», explicó.
El académico recordó que Francisco«ya había dicho antes que para este tema cada caso hay evaluarlo y un caso particular no es una doctrina». Al ser consultado sobre si la Santa Sede hará oficial esta determinación, aclaró que «cuando el Papa contesta en privado no es oficial y se conoce por lo que dice la persona. No se puede esperar que el Vaticano salga a responder salvo que tenga la noticia elementos falsos».
Tiempo atrás se dio el caso de la diócesis de Friburgo, Alemania, que hizo públicas estas «orientaciones pastorales». En su momento, muchos en el Vaticano señalaron que ello contradecía las normas de la Iglesia. Pero, a la luz del gesto de Francisco, tal vezmás que contradicción, se trate de un anticipo de lo que se viene.
Fuente: Infobae
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