El Papa confirmó un antecedente inusual: fue patovica en su juventud. El domingo pasado, luego de dar misa, Francisco reveló que trabajó en la entrada de una disco
Reconocen que sale de noche de incógnito a ayudar a los sin techo. Se sabía que el Papa, amante del fútbol -pero patadura- y de la milonga, había hecho, en su juventud, trabajos de limpieza en una fábrica de medias en la que su padre era contador. Se sabía también que, entre los 14 y los 19 años, había trabajado en un laboratorio químico. Pero se desconocía que, además, había sido patovica en un boliche de Buenos Aires, antecedente extraño en la vida de un pontífice.
El dato circulaba en Internet, pero no había sido confirmado, y el domingo fue el propio Francisco quien hizo esa confesión cuando charlaba, informalmente, con fieles de la iglesia de San Cirilo Alejandrino, en la periferia este de Roma, donde celebró misa y confirmó a nueve jóvenes. Entonces, tal como reveló ayer L’Osservatore Romano en una nota titulada «Una visita fuera de los esquemas», Jorge Bergoglio también dialogó con parroquianos y respondió algunas preguntas sobre su vida.
El Papa contó que fue bautizado el día de Navidad de 1936 (nació el 17 de diciembre de ese año), recordó que fue maestro de literatura y psicología (en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe) y, sorpresa, reveló que, antes, había trabajado como buttafuori -es decir, un patovica que cuida la entrada de una discoteca o boliche-, sin especificar dónde ni cuándo.
Esas experiencias, según contó, le sirvieron para entender cómo se podía alentar a regresar a la Iglesia a quienes se habían alejado.
«Como dice San Pedro, hay que estar siempre preparado para dar una explicación a cualquiera que te pregunte por una razón para tener esperanza», explicó el Pontífice.
Francisco también recordó que descubrió su vocación un día de la primavera de 1953, cuando se confesó con un cura desconocido en la iglesia de San José de Flores, su barrio.
«Los mejores confesores son los curas desconocidos o los sordos», dijo luego, haciendo gala de su humor porteño.
A una mujer que le preguntó cómo tenía que rezar por un sobrino que había decidido hacerse fraile franciscano, por otra parte, le contestó: «Invoque la perseverancia para seguir adelante, pero también el coraje de volver atrás si entiende que no se encuentra en el camino correcto».
SALIDAS NOCTURNAS
Si la noticia del pasado de patovica de Francisco, un papa que escandaliza por su normalidad, causó gran sensación, también dio mucho que hablar la versión según la cual, tal como hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires, ahora también sale del Vaticano, de noche, para ayudar a los pobres.
Así lo afirmó una nota de The Huffington Post en la que citan a una fuente vaticana para confirmar que de vez en cuando Francisco se viste de sacerdote para salir de incógnito por Roma a dar limosnas a los pobres de la capital italiana.
El rumor comenzó a correr la semana pasada, después de las declaraciones del arzobispo polaco Konrad Krajewski, el «limosnero del Papa», es decir, la persona que asigna parte de la riqueza de la Santa Sede a los que más la necesitan.
En una reciente entrevista, Krajewski dijo: «Cuando le digo «voy a salir a la ciudad esta noche», existe el riesgo constante de que venga conmigo».
Cuando se le preguntó específicamente si eso había sucedido alguna vez, el arzobispo simplemente sonrió, con cierta picardía, lo cual despertó la duda.
A partir de esta situación, una fuente bien informada de Roma dijo al diario estadounidense que «los guardias suizos confirmaron que [el Papa] se ha aventurado a salir por la noche, vestido como un sacerdote regular, para reunirse con hombres y mujeres sin hogar».
Fuente: La Nación
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