El Papa pidió a la Presidenta afianzar «la concordia y el diálogo» el Pontífice dijo que los argentinos «anhelan un presente sereno», en un mensaje enviado a Cristina Kirchner hace un mes, que el Gobierno no difundió
El papa Francisco le envió a la presidenta Cristina Kirchner una carta, mantenida en reserva hasta ahora, en la que le expresa el anhelo de los argentinos de un «presente sereno», le pide trabajar «para que se afiancen la concordia, el diálogo y la reconciliación», y recuerda a los que sufren «para que hallen siempre una mano amiga que los ayude y sostenga en sus justas aspiraciones».
La epístola -a la que tuvo acceso LA NACION y cuya autenticidad fue confirmada por el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede- está fechada en el Vaticano el 20 de marzo pasado. Es decir, el día siguiente de la asunción formal como pontífice del ex arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio y luego de los encuentros que mantuvo con la Presidenta en el Vaticano, marcados por un clima de distensión entre ambos.
Pese a que en la carta el Papa le pidió a la Presidenta que le transmitiera su saludo «al amadísimo pueblo argentino», al que, además, encomendó a la Virgen de Luján, el Gobierno aún no hizo público el mensaje.
La carta a la Presidenta, con quien el papa Francisco almorzó en la Casa Santa Marta -donde vive en el Vaticano- el 18 de marzo y la volvió a saludar en la Basílica de San Pedro después de la misa de inicio del ministerio petrino, comienza recordando esos dos encuentros: «Deseo agradecer su presencia y los votos que Vuestra Excelencia ha formulado, para que la nueva tarea que me ha sido encomendada por la Providencia divina en la Iglesia sea fructífera y ayude al bien común de todos los hombres y al pacífico entendimiento de los pueblos».
El Pontífice agrega en la epístola que «en la persona de Vuestra Excelencia y en la responsabilidad que ejerce he querido ver el rostro de todos los hijos de esas queridas tierras argentinas, que se esfuerzan cada día por dar lo mejor de sí mismos a la Patria que los vio nacer, y anhelan ser protagonistas de un presente sereno y constructores de un futuro luminoso, en donde el amor recíproco sea la puerta que abra a la esperanza y a la mutua confianza, al respeto sincero y a la colaboración generosa».
Tras reiterar su agradecimiento por las palabras que le ha dirigido la Presidenta, el Santo Padre encomienda a todos los argentinos a la Virgen de Luján, patrona del país. Y menciona a todas las categorías, comenzando por «los que están constituidos en autoridad», es decir, por quienes forman parte del Gobierno, «para que busquen en el servicio su mejor aliado y trabajen infatigablemente por tejer lazos que afiancen la concordia, el diálogo, la reconciliación y el entendimiento entre todos».
Como es habitual, el Santo Padre ha enviado a todas los jefes de Estado y de gobierno y demás personalidades que asistieron, el 19 de marzo pasado, a la ceremonia de inicio de ministerio petrino o le enviaron felicitaciones cartas de agradecimiento.
Como trascendió, el Papa le envió una carta al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, en respuesta a una misiva en la que le pidió a Dios que los porteños cooperaran «todos unidos, en la construcción de una sociedad cada vez más fraterna, en la que nadie se sienta extraño o postergado».
Otro gesto político lo dio cuando llamó por teléfono al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, para solidarizarse con él y con todos los bonaerenses tras las inundaciones en La Plata. Además, le envió US$ 50.000 para colaborar con los damnificados.
El Papa también le mandó una carta, fechada el 23 de marzo, al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, en medio de la polémica por la reforma judicial. En ella le prometió: «A Dios le hablaré de usted y del importante quehacer que desempeña y le diré que le ayude en su ardua labor, y que asista con su luz y su gracia a cuantos imparten Justicia en los distintos Tribunales de ese amado país».
La carta del Papa a la Presidenta confirma la distensión que ha habido en la relación del Gobierno con la Iglesia y el especial interés de Francisco por el destino de su país.
Cristina se reunió dos veces con el presidente del Episcopado, José María Arancedo: la primera vez en Roma, el 19 de marzo, y la segunda en la Casa Rosada, el 11 de abril.
El martes pasado, los obispos argentinos, reunidos en asamblea plenaria, en una breve, pero contundente declaración reclamaron una amplia consulta, debate y consensos para la aprobación de la reforma judicial. Y alertaron sobre que «se corre el riesgo de debilitar la democracia republicana».
El jueves último, antes de viajar a Venezuela, Cristina recibió al flamante arzobispo de Buenos Aires y sucesor de Bergoglio en la Arquidiócesis, Mario Aurelio Poli, en la Casa Rosada.
El Papa fue invitado por la Presidenta a viajar a la Argentina, algo que muy probablemente hará el 8 de diciembre, según fuentes del Vaticano. Pese a que no bien fue electo recibió críticas de algunos sectores del Gobierno por su papel, presuntamente controvertido, durante la dictadura, más tarde hubo significativas marchas atrás en esas acusaciones.
Tanto es así que el miércoles próximo el Papa saludará al final de la audiencia general a Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, quien fue muy crítica de la elección de Bergoglio por su accionar durante la última dictadura militar. El Papa ya había tenido un gesto similar cuando le envió un mensaje a Hebe de Bonafini, quien también había cuestionado su designación.
CASI TODO EL GOBIERNO EN LA ASUNCIÓN DE POLI
Al asumir como sucesor de Jorge Bergoglio, el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, llamó a constituir una Iglesia «cercana a los pobres, sufrientes y excluidos». En el acto estuvieron el vicepresidente Amado Boudou, gran parte del gabinete y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, entre otros..
Fuente: La Nación
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