El pequeño Eli Thompson padece arhinia congénita completa, una condición que solo se presenta en uno de cada 197 millones de nacimientos
Antes de que Eli Thompson naciera, su padre solía bromear diciendo que esperaba que su hijo no heredara su nariz.
Pero momentos después de su llegada al mundo, un aire de seriedad y preocupación invadió la habitación.
Su madre, Brandi McGlathery, supo inmediatamente que algo pasaba.
«Miré y dije: ‘Hay algo mal’. El doctor contestó: ‘No, él está perfectamente bien’. Entonces grité: ‘¡No tiene nariz!».
Eli comenzó a respirar por la boca poco después de haber nacido el 4 de marzo, en un hospital de Mobile, Alabama, con una malformación extremadamente rara conocida como arrinia o ausencia congénita total de la nariz.
La enfermedad afecta a menos de 40 personas en todo el mundo, según lo informó el hospital de niños y mujeres de la Universidad del Sur de Alabama, a través de un comunicado publicado en su página de Facebook.
El bebé fue trasladado inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos neonatales y a los cinco días se le practicó una traqueotomía.
El próximo paso será esperar a que culmine la pubertad para que sus conductos nasales puedan ser reconstruidos mediante una operación. Hasta entonces, no le realizarán ninguna cirugía facial innecesaria.
«Creemos que es perfecto así como es», dice su madre mientras lo observa dormir en la cuna.
«Hasta el día que él quiera tener una nariz, no queremos tocarlo. Necesitamos ir avanzando un día a la vez».
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