Populismo a la francesa: la Argentina kirchnerista es un modelo a imitar, en Francia, tanto la extrema derecha como el Frente de Izquierda elogian la forma en que el país superó la crisis de 2001 y admiran a los regímenes bolivarianos
Las nueve de la mañana del primer domingo de diciembre sobre el Faubourg Saint Antoine, a un par de cuadras de la plaza de la Bastilla. El termómetro marca apenas dos sobre cero y finísimos copos de llovizna caracolean al compás de la brisa helada antes de depositarse en la calle, casi desierta a esa hora.
Nadine, 38 años, acaba de sentarse en el umbral de un negocio cerrado. Su hijo Marco, cinco años, abrigado como un esquimal, parece dormir con la cabeza apoyada en el vano de la puerta, pero brinca con la mano extendida apenas ve venir a un pasante. Al bebé, petit Paul, todavía no le ha llegado la hora de aprender el oficio. Por el momento está prendido del pecho de su madre, confundido en los pliegues de un abrigo que conoció tiempos mejores.
Nadine perdió su empleo en un call center hace seis años. Después, ejerció diversos oficios precarios y ahora hace lo que hace. No hay otra posibilidad para ella. En los años de trabajo ocasional perdió su seguro de desempleo y la RSA (Renta de Solidaridad Activa, provista por el Estado a los desamparados franceses), no le alcanza para el alquiler. Su hombre, ayudante de cocina, está desde hace dos meses en Suecia, “viendo si encuentra algo”. Su oficina es ahora la calle; sus herramientas, los chicos, la mano tendida y una mirada entre triste y avergonzada.
La novedad es que Nadine es francesa. Cada vez más nacionales se agregan al número de inmigrantes extranjeros, legales o no, que se encuentran en el desamparo. París ha cambiado en este sentido. Se ve a ancianos pidiendo limosna y hasta durmiendo en la calle, en el subte y en las cabinas telefónicas. El Estado de bienestar francés, ejemplar hasta hace un par de décadas, cada vez puede menos con eso. Todavía no se ve gente hurgando en la basura para comer, pero no he salido de París. En el conurbano de la ciudad y en las pequeñas ciudades desindustrializadas, se deben ver otras cosas.
Una situación inédita, sobre la que nadie atina a decir nada nuevo. “De mayo a octubre de 2012 (desde que asumió Hollande), 240 mil nuevas personas se inscribieron en la oficina de desempleo. Casi un cuarto del alza registrada durante los cinco años de mandato de Sarkozy”, informa Le Monde. En Francia hay actualmente 4,58 millones de desempleados, la cifra más alta desde que existen estadísticas. El 10%, 476 mil personas, sólo cuentan con la RSA. Todavía, porque el porvenir del empleo es cada vez más sombrío y el Estado está en crisis. Francia acaba de perder la primera categoría internacional como Estado deudor.
En la franja jóvenes 15-29 años, el desempleo alcanzó en 2010 el 32,5% entre los diplomados; el 47,7% entre los que no tienen formación alguna. Total, que el 23% de esos jóvenes son considerados pobres. En Francia, uno de cada cinco niños vive actualmente bajo el umbral de pobreza.
La extrema derecha al acecho. En la política, esta situación económica y social se expresa como en casi todo el mundo: confusión y ausencia de propuestas en las ideas; inmediatismo y personalismo en la acción; deriva populista a derecha e izquierda.
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