La expectativa de una renovación de la Iglesia es una de las sensaciones predominantes entre los fieles e incluso entre muchos de los periodistas de todo el mundo reunidos en torno a la plaza San Pedro para el gran suceso que constituye la elección del Papa
La existencia de 1.100 millones de fieles católicos alrededor del mundo y la dimensión geopolítica de la Santa Sede, que además atraviesa un momento de crisis, explican en gran medida la enorme atención que suscita el cónclave que empieza mañana, manifestada de manera patente por la presencia de unos 5.000 periodistas.
A esto hay que añadirle la dosis de intriga y secretismo que siempre rodea la elección del Jefe de Estado del Vaticano, golpeado por el estallido del famoso “Vatileaks”, la filtración de documentos papales que hablan de luchas de poder en la curia, aparente corrupción y abusos sexuales.
Los fieles que transitan la plaza San Pedro experimentan su cercanía al cónclave como una experiencia de contacto espiritual con la Iglesia, pero no por ello evitan abordar el tema en toda su dimensión.
“Este es un momento importantísimo, es muy especial estar aquí”, afirmó a Télam Laura Tosolini, una joven argentina que visitó hoy el Vaticano junto a su familia.
Laura aseguró que, en su opinión, Benedicto XVI fue un “buen papa”, pero “le faltaba carisma y no conseguía llegar del todo a la gente”.
“La Iglesia necesita una renovación para afrontar los problemas actuales, y un papa negro podría ser la clave del cambio”, añadió, mientras su familia respaldaba esta hipótesis.
Por su parte, Christine, una estudiante católica canadiense de 17 años, remarcó que estaba muy emocionada porque a ella le gusta “todo el misticismo que rodea a la Iglesia y la elección del papa”.
No obstante, esta joven cree que “sería muy bueno que del cónclave saliera un papa más cercano a los jóvenes y que aporte a la Iglesia un estilo más flexible y menos acartonado”.
“Estamos necesitando una renovación, alguien más cercano a los problemas modernos y que sepa cómo abordarlos”, aseguró en la misma línea Lucía Gati, una italiana de 27 años que visitaba la Basílica de San Pedro junto a su novio.
“Me preocupa que Benedicto XVI haya renunciado porque no tenía fuerzas para afrontar los problemas actuales de la Iglesia, por eso creo que se necesita un papa más joven, con más carácter y con tesón”, añadió Lucía.
“Creo en Dios, pero aquí es necesaria una revolución de cabeza y corazón. Benedicto XVI renunció porque no podía más, él dijo que la Iglesia era un servicio, no poder, y se encontró con que se lo querían sacar de encima por intentar limpiar la curia”, analizó Francisca González, una argentina de 63 años que vive en Roma.
“Sólo un papa extranjero, no romano, puede tener coraje para iniciar un cambio”, apuntó.
Pero no sólo los fieles tienen depositadas sus expectativas en este cónclave, ya que la prensa llegada a la pequeña Ciudad Estado del Vaticano también hace su análisis en clave de cambio de cara a la elección del jefe de Estado de la Santa Sede.
Roukoz Boutros, de la TV Lumiere Líbano, destacó en diálogo con Télam que “existe un gran expectativa en Medio Oriente respecto a la elección del nuevo papa, porque hace falta más apertura y diálogo hacia el mundo musulmán”.
“Sería bueno un papa extranjero (no europeo) que haya vivido los problemas de Latinoamérica, África o Medio Oriente”, que “tenga en cuenta a las minorías católicas” alrededor del mundo, y que “no tenga miedo” y “sepa convivir con el resto de religiones”, indicó.
Por su parte, Dina Bear, de la TV de Chicago (Estados Unidos), sostuvo que la elección de un papa es de por sí “un hecho histórico que merece la máxima atención mediática”, y que en el caso del sucesor de Benedicto XVI existe “la ilusión y esperanza de que sea un papa que dé un impulso a la Iglesia Católica”.
“Los fieles necesitan un gran guía, un líder carismático”, indicó.
En tanto, James Mulford, director de la publicación religiosa Zenit, destacó que “es normal la expectativa que hay en torno a la elección del papa por la importancia que tiene su papel en el mundo”.
Asimismo, este teólogo y sacerdote de la orden Legionarios de Cristo afirmó que la Iglesia católica “lleva dos mil años de crisis, por eso no le sorprende que haya pecados”, en referencia a los escándalos destapados por el Vatileaks.
“La Iglesia vive en crisis y necesita una purificación. Si lo escándalos sirven para ser mejor, bienvenidos sean”, añadió.
En ese sentido, auguró que los cardenales o elegirán a alguien para “mantener la situación” -un italiano con experiencia en la curia-, o tomarán la renuncia de Benedicto XVI como un mandato de cambio y apostarán por alguien más joven y carismático, un extranjero-“, concluyó.
Por ahora todo se mueve en el terreno de la esperanza.
Fuente: Telam
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