En la cumbre económica de Unasur en Lima, destinada a buscar respuestas comunes frente a la crisis de los países centrales, los ministros de toda Sudamérica decidieron avanzar en la coordinación de políticas comerciales y sentar las bases de un Banco de Inversión regional. La semana que viene se reunirán en Buenos Aires
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unasur se reunieron ayer en Lima, Perú, para diseñar mecanismos regionales que permitan enfrentar en forma coordinada los coletazos de la crisis financiera internacional. La turbulencia bursátil propició como disparador para el debate entre los funcionarios. Ante el fracaso de las políticas impulsadas por el Consenso de Washington y el derrumbe de los esquemas de pensamiento neoliberales, los ministros coincidieron en la necesidad de impulsar la integración productiva y financiera regional, así como la posibilidad de trabajar en forma articulada para controlar el impacto de los flujos de capitales. En el convite también analizaron la posibilidad de crear un fondo latinoamericano de reservas para afrontar posibles problemas en las balanzas de pagos y movimientos bruscos de capitales que afecten la estabilidad macroeconómica, aunque alrededor de esos aspectos las divergencias entre los países son más grandes y seguramente formarán parte de una construcción a mediano plazo. Los equipos técnicos de la Unasur volverán a reunirse el próximo jueves en Buenos Aires y el viernes los ministros y banqueros centrales darán a conocer un documento conjunto. Ese mismo día será constituido el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas del bloque.
La voluntad política de los presidentes de la Unasur permite dejar de lado las diferentes orientaciones de la política económica y planificar un rumbo conjunto para enfrentar la crisis: «Nuestros presidentes mostraron velocidad de reacción, visión de largo plazo, liderazgo político y creatividad para diseñar acciones comunes antes que la crisis se profundice. En un escenario de altísima incertidumbre, América del Sur construye certezas», explicó a Página/12 el ministro de Economía, Amado Boudou. En la misma sintonía se expresaron los funcionarios de Brasil, Venezuela, Colombia, Perú y Uruguay que participaron del encuentro.
El debate tuvo como eje los lineamientos fijados por el Grupo de Trabajo de Integración Financiera que preside Argentina. Los ministros de Economía de la Unasur coincidieron en la necesidad de impulsar la integración comercial y productiva regional así como el desarrollo estratégico de la infraestructura y la creación de proveedores regionales. «Tenemos que estar unidos para crear mecanismos comunes de defensa para nuestros mercados respecto de la invasión de otros países que no tienen dónde colocar su producción», sostuvo el titular del Palacio de Hacienda de Brasil, Guido Mantega.
El intercambio comercial en monedas locales y el fortalecimiento de la arquitectura financiera regional como la CAF y el postergado Banco del Sur también formaron parte de la agenda. «Los instrumentos propios son relevantes porque hay mucho camino por recorrer en materia de inversión pública regional que conecten a nuestros países e impulsen la sinergia, la productividad y el empleo», comentó Boudou a este diario.
En materia de coordinación de las reservas y fondos financieros disponibles para enfrentar ataques especulativos y problemas de balanza de pagos, los acuerdos entre los países de la Unasur requieren más tiempo de maduración. La fuerte entrada de capitales de corto plazo que experimentan países como Brasil presiona a la baja el tipo de cambio y erosiona su estructura productiva. Esos problemas son una consecuencia directa de su política económica, más precisamente de las elevadas tasas de interés que ofrece ese país.
Más allá de las diferencias, en la delegación nacional destacaban ayer la relevancia que posee la construcción de un discurso económico sudamericano, «es incluso más importante que cualquier política conjunta que podamos tomar, porque es el puntapié inicial. Tenemos que dejar de hablar de ‘sobrecalentamiento’ y fortalecer regionalmente los procesos nacionales de desarrollo», argumentaban desde Lima funcionarios de la cartera económica. «Individualmente todos los países estuvimos tomando medidas macroeconómicas prudenciales y protegiendo el sistema, pero hay que avanzar en la capacidad para actuar como grupo», explicó el titular de la cartera económica de Colombia, Juan Carlos Echeverry.
Desde su constitución en 2007, las acciones conjuntas de la Unasur estuvieron concentradas en la esfera política. La exitosa mediación en el conflicto militar entre Colombia y Venezuela en agosto de 2010 que encabezó el ex mandatario Néstor Kirchner o la cumbre de emergencia que organizaron los presidentes del bloque en Buenos Aires para respaldar la democracia ecuatoriana y al presidente de ese país, Rafael Correa, luego del fallido golpe de Estado en Quito en octubre del año pasado son los hitos más destacados de ese proceso. La decisión de los mandatarios para impulsar el trabajo articulado en materia económica junto con la creación del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas el próximo viernes dan un nuevo impulso y amplían los horizontes del bloque.
La reunión extraordinaria celebrada ayer se gestó la semana pasada en Perú luego de la asunción del presidente Ollanta Humala, cuando los mandatarios de la Unasur celebraron una cumbre a puertas cerradas. El eje de ese encuentro debía ser la desigualdad y la necesidad de coordinar políticas públicas para respaldar los proyectos de Humala.
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