Por primera vez, Aécio se mostró con Marina para sellar su alianza. De cara al ballottage, el candidato socialdemócrata recibió personalmente el respaldo de la ecologista; lo calificó como un «momento histórico»
«Juntos somos mucho más que dos.» Ése fue el mensaje que dieron ayer el candidato presidencial socialdemócrata Aécio Neves y la ecologista Marina Silva, quienes por primera vez desde las elecciones del 5 de octubre se presentaron lado a lado para sellar la «alianza del cambio» con la que el opositor pretende derrotar a la presidenta Dilma Rousseff en el ballottage del próximo 26.
«Éste es el momento más importante de mi campaña. Dejo de ser candidato de un partido para ser representante de un gran movimiento de transformación, de valores, prioridades y posturas», dijo en San Pablo el representante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) al agradecer el apoyo de Marina, del Partido Socialista Brasileño (PSB), desbancada en la primera vuelta electoral.
Mucho más suelta y jovial de lo que se la había visto durante los últimos meses, hasta con un renovado carisma, Marina grabó anuncios televisivos y de radio para la campaña de Aécio, que debe hacer frente a la «propaganda del miedo» del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
«Oigo con alegría su manifestación de que trabaja por un movimiento, el movimiento del cambio», resaltó la ambientalista, que condicionó su respaldo a Aécio a una serie de compromisos en caso de que llegue a la presidencia: impulsar el fin de la reelección, mantener los avances sociales de la última década, y promover políticas en defensa de los indígenas y de protección del medio ambiente.
En el encuentro, Aécio comparó la conformación de este bloque opositor al PT, que lleva 12 años en el poder, con la Alianza Democrática, el pacto con el que un grupo de partidos políticos comandó la transición desde la dictadura militar (1964-1985) hacia la democracia. Ese movimiento resultó en la elección de su abuelo, Tancredo Neves, como primer presidente electo, aunque murió antes de la asunción, víctima de un tumor, y llevó al poder a su vicepresidente, José Sarney.
«Hoy, nosotros tenemos un desafío que no es menor que aquél, que es clausurar el ciclo de este gobierno que está acá, que pierde las condiciones para gobernar Brasil, a mi entender, por el fracaso de la economía y la falta de compromiso con la ética», señaló en referencia a los escándalos de corrupción que tienen como eje la empresa estatal Petrobras.
«Quiero decirles a todos, a Brasil, que éste es un momento histórico en la vida nacional. Estamos construyendo una alianza en favor del país, de la política, de la eficiencia en la gestión pública, de la transformación real de la vida de aquellos que menos tienen», agregó.
Según las encuestas publicadas en las dos últimas semanas, Aécio y Dilma están técnicamente empatados, con una leve ventaja para el socialdemócrata: 51% de las intenciones de voto frente al 49% de la presidenta.
En esta situación, ambas campañas luchan por cada uno de los eventuales votos, mientras que los candidatos se han enfrascado en feroces discusiones y ataques personales en los dos debates que ya tuvieron; el próximo se realizará mañana, y el último, el viernes.
Durante una serie de actos en Florianópolis, Dilma dejó en claro ayer que el agresivo tono de la contienda electoral se mantendrá en la recta final, y cargó las tintas contra su adversario.
«Yo no estoy llevando las discusiones para ese rumbo; fui llevada a hacerlo. Creo que los debates serían mejores si fuesen propositivos. Tengo un conjunto de propuestas para hacer, algunas de las cuales ya son realidad», indicó la presidenta, que, sin embargo, fue la única de los principales candidatos que nunca presentó un programa de gobierno en la campaña.
Fuente: La Nación
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