La violencia en el país tras las recientes elecciones presidenciales ya provocó 178 muertos. La comunidad internacional pide al autoproclamado Lauren Gbagbo que traspase el poder al verdadero ganador, Alassane Outtara, que cuenta con el respaldo de las Naciones Unidas. Ban Ki-Moon, secretario General de la ONU, alertó de un «riesgo real» de que se desate una nueva guerra civil en el país africano. Alemania, Francia y Nigeria pidieron a sus ciudadanos que abandonen el país
La misma historia se repite de nuevo en África. El pasado 28 de noviembre se celebró la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que debían unir un poco más a Costa de Marfil, separado entre norte y sur tras un conflicto armado de cinco años de duración.
El actual presidente, Lauren Gbagbo, fuerte en el sur del país, se proclamó vencedor de los comicios con un 51% de los votos contando con el apoyo del Consejo Constitucional. Sin embargo, Estados Unidos, Francia y la Unión Europea (UE) reconocieron la victoria del candidato opositor, Alassane Ouattara, del norte, que es controlado mayormente por fuerzas rebeldes: obtuvo el 54,1% de los votos, tres puntos más que su opositor.
Gbagbo juró el cargo inmediatamente. Advirtió durante la ceremonia que, pese al rechazo internacional, no pensaba ceder la soberanía del país. «Seguiré trabajando con todos los países del mundo, pero nunca rendiré nuestra soberanía», alertó. Gbagbo se reunió el pasado viernes en el palacio presidencial con los altos mandos militares del país para obtener su respaldo.
VIOLENCIA POSELECTORAL
Los disturbios entre partidarios de unos y otros no tardaron en empezar. En varias zonas de Abiyán, grupos de jóvenes cercanos a la Agrupación de Hufuetistas para la Democracia y el Desarrollo (RHDP), coalición que respalda a Ouattara, levantaron barricadas, atacaron edificios públicos y se enfrentaron a la policía.
Las Naciones Unidas aseguran tener pruebas de que por lo menos 173 personas fueron asesinadas en los últimos días, así como 90 sufrieron torturas y se detuvieron a 500 personas más, la mayoría afines a Ouattara. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó unánimemente lo que calificó como «atrocidades».
Nigeria, como portavoz de los Estados africanos, pidió a los responsables de los derechos humanos del Consejo que se investiguen los crímenes cometidos.
SIN APOYOS
Actualmente hay 10.000 cascos azules presentes en el país tras el último conflicto que acabó en 2007 con la formación de un gobierno. Sin embargo, lo que debía de ser una fuerza de interposición, acabó respaldando a uno de los candidatos.
Ouattara se encuentra en el Hotel Golf del centro de Abiyán custodiado por 800 cascos azules. Éstos duermen en tiendas de campaña en el campo de golf del hotel y hay tanques apostados en la entrada. Fuera del recinto, el ejército impide la llegada de comida y agua.
El miércoles, Gbagbo amenazó a las fuerzas de la ONU, cuya salida ha pedido en reiteradas ocasiones, por considerarlas como tropas rebeldes.
El vicesecretario general de Operaciones de Paz de la ONU, Alain Leroy, confirmó la presencia de mercenarios provenientes de Liberia y Angola que respaldan a Gbagbo. Ouattara pidió al ejército que protegiera a los civiles de los ataques de «milicias y mercenarios extranjeros que están derramando sangre marfileña».
Gbagbo ha conseguido algo poco corriente en los conflictos africanos: tener absolutamente a toda la comunidad internacional en contra. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea le han prohibido a él y a su círculo viajar a sus territorios. El Banco Mundial congeló el fondo económico del país, de unos 620 millones de euros.
La economía de Costa de Marfil se basa básicamente en la exportación del cacao, llegando a exportar el 40% del cacao mundial. Un nuevo conflicto armado desestabilizaría la economía del país provocando un más que probable desastre humanitario.
«RIESGO REAL» DE UNA GUERRA CIVIL
«La comunidad internacional debe actuar y actuar con determinación. El país corre el riesgo real de regresar a la guerra civil». Fueron las palabras contundentes del Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, durante la reunión para informar de la situación de éste país de África Occidental.
Ante este panorama, Francia, antigua metrópoli, y Alemania, pidieron a sus ciudadanos que abandonaran el país ante un posible conflicto armado entre norte y sur. Nigeria evacuó a su personal diplomático tras el ataque de su embajada en Abiyán.
El primer ministro del país y líder de las Fuerzas Nuevas, el grupo rebelde norteño todavía activo que mantuvo la guerra contra el Gobierno de Gbagbo hasta hace tres años, apoya la victoria electoral de Ouattara.
En caso que estallara un conflicto, Nigeria presumiblemente enviaría tropas de pacificación a la zona, tal y como ya hizo en las guerras civiles de Liberia y Sierra Leona en la década de los 90.
El ex primer ministro de Benín, Jean Marie Ehouzou, comunicó que el presidente de ese país y los de Sierra Leona y Cabo Verde visitarán Costa de Marfil en los próximos días en un intento de calmar la situación. «Creo que lo que hemos hecho hasta ahora ha sido presionarlo, pero creo que quizás debemos apretar un poco para incrementar la presión para asegurarnos que hay una transición hacia el presidente Ouattara», aseguró Ehouzou.
Según los expertos, la resolución de estas tensiones, provocadas por unas elecciones que, paradójicamente, debían de suponer un punto final al conflicto armado, se podría extrapolar al resto de las democracias del continente africano. Tan sólo en el próximo año se van a celebrar elecciones en 17 países africanos.
Estados Unidos reafirma su presencia en la región
Estados Unidos anunció que apoya el papel de los países de Africa Occidental en la crisis de Costa de Marfil, y reiteró su llamado al ex presidente Laurent Gbagbo para que deje el poder.
«La independiente comisión electoral de Costa de Marfil, Naciones Unidas, la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (ECOWAS) y la Unión Africana determinaron que el presidente Alassane Ouattara es el ganador de la reciente elección», declaró el viceasesor de Seguridad Nacional estadounidense, Ben Rhodes.
«Estados Unidos mantiene su apoyo al papel que juega ECOWAS para asegurar que los legítimos resultados electorales de Costa de Marfil sean respetados y el ex presidente Gbagbo deje el poder», agregó.
ECOWAS, compuesta por 15 miembros, amenazó con utilizar la fuerza si Gbagbo, originario del sur del país donde predominan los cristianos animistas, no abandona la presidencia en favor de su rival Ouattara, proveniente del norte musulmán.
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