LAS VEINTE HORAS DEL PRESIDENTE NORTEAMERICANO EN CHILE DEJAN REACCIONES ENCONTRADAS. Obama en Santiago, balance ambiguo
El gobierno dijo que fue «un reconocimiento a los chilenos», pero buena parte de la oposición lo consideró un «show mediático».
Mientras el presidente Barack Obama, su familia y la delegación que lo acompañó a Chile volaban ayer a El Salvador, última parte de su gira por América latina, que arrancó en Brasil, el balance de sus casi veinte horas en Santiago llegó desde todos lados.
En El Oficial, el presidente Sebastián Piñera destacó que la visita «es un reconocimiento a lo que los chilenos juntos hemos construido en materia de perfeccionar y consolidar nuestra democracia, avanzar en el desarrollo económico, reducir la pobreza y las desigualdades excesivas, y también el compromiso que Chile ha asumido en la comunidad internacional».
Respecto del discurso que Obama dio para toda América, Piñera destacó que «marca una nueva visión de lo que deben ser las relaciones entre Estados Unidos y América latina. Acepta esta nueva relación de igualdad, en la que todos tenemos que contribuir. Ya no es el asistencialismo, es la colaboración. Por lo demás, ésa es la nueva forma en que Estados Unidos se relaciona con los países de Europa, de la OCDE y los del G-20», dijo.
El presidente de Chile destacó además el compromiso de Obama «de avanzar con mayor rapidez en lograr un tratado de libre comercio con Colombia y Panamá y por tanto, nos vamos acercando a crear un mercado de libre comercio con las Américas».
Sin embargo, este positivo resumen no fue compartido por todos. Para los principales líderes de la oposición, en la estadía de Obama en Chile hubo «mucho ruido y pocas nueces».
«Aparte de ser entretenido venir con toda la familia, fue una visita solamente llamativa, mucho ruido y pocas nueces, lamentablemente no se refirió a los temas que esperábamos», manifestó el senador demócrata cristiano Jorge Pizarro al diario La Nación de Chile.
El parlamentario fustigó también lo que consideró «una puesta en escena mediática, con esta suerte de conferencia internacional en algún país de Latinoamérica, que es fallida porque nadie supo en Latinoamérica y en el mundo que el presidente Obama estuvo acá y que hizo un discurso. No va a ser nada relevante».
Más frontal fue el timonel del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade, quien señaló que «los estadounidenses son especialistas en buenos shows. Este fue un show, muy pocas nueces para tanto ruido».
Ejemplificó que «EE.UU. tiene mucha información respecto de temas de derechos humanos vinculados con Chile y el que sólo diga que no nos quedemos en el pasado no me dice nada. En Chile hay mucha gente que sigue pasando piola (oculta) en estos temas y la información la tienen los norteamericanos. ¿Por qué no la entregan?».
Su correligionario Fidel Espinoza fue más cauto y señaló que si bien la visita del mandatario estadounidense dejó gusto a poco, no está de acuerdo con que «todavía pretendamos emplazar a un presidente que visita el país por temas de hace cuarenta años. Tenemos que mirar para adelante, y retrocedemos cuando algunos colegas emplazan a Obama a referirse al rol que jugó EE.UU. en el golpe de Estado del ’73».
Esto en relación con la consulta a Obama sobre el rol de EE.UU. en el golpe de Estado de Pinochet y cuya respuesta, «no nos quedemos atrapados por la historia», no fue bien recibida.
En el oficialismo tampoco se pusieron de acuerdo a la hora del resumen. El senador de Renovación Nacional Alberto Espina calificó la jornada de exitosa, mientras su colega de la Unión Demócrata Independiente Hernán Larraín sostuvo que faltaron anuncios concretos. «El discurso tiene de dulce y de agraz. Es muy positivo el camino que abre para la región, deja de ser el patio trasero, nos trata de igual a igual. Sin embargo, no está acompañado de planteamientos concretos que puedan hacer efectivo ese proyecto», dijo Larraín.
Destacó que «hace cincuenta años EE.UU. ofreció la Alianza para el Progreso. Este proyecto en cambio está con grandes objetivos pero no está acompañado de programa y si esto no viene pronto puede generar mucha frustración».
Para Espina, fue «una visita extraordinariamente exitosa para Chile y Sudamérica», recalcando que «en la historia siempre se ha visto que las relaciones con EE.UU. son de grande a chico y yo creo que en esta oportunidad quedó claro que Chile tiene un importantísimo liderazgo en Latinoamérica que tenemos que cuidar».
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